MADRID.- Navantia es una de las empresas
españolas que más intereses comerciales tiene con Arabia Saudí gracias
al contrato para la construcción de cinco corbetas, una operación que
alcanza los 1.800 millones de euros y que representa la mayor de la
historia de los astilleros públicos con un cliente extranjero.
Una delegación saudí está de visita en España precisamente para
continuar la tramitación de la construcción de las cinco corbetas.
El contrato, que fue firmado con el Gobierno de Arabia
Saudí el pasado mes de julio, se estuvo negociando desde el año 2015 y
supondrá una carga de trabajo global de alrededor de siete millones de
horas para los astilleros de Bahía de Cádiz, Ría de Ferrol y Cartagena, y
su industria auxiliar.
De hecho, la compañía ya
señaló que este contrato es "clave" para garantizar la actividad de
trabajo de Navantia, principalmente en sus astilleros de Bahía de Cádiz.
En concreto, se calcula que durante cinco años se generarán anualmente
cerca de 6.000 puestos de trabajo directos e indirectos. De ellos, más
de 1.100 serán empleos directos, más de 1.800 empleos de la Industria
Auxiliar de Navantia y más de 3.000 indirectos generados por otros
suministradores, según los datos de la compañía.
De
acuerdo con el calendario previsto, el programa arrancaría a finales de
2018, de forma que el último buque se entregue en el 2022. Además, en
virtud del contrato, Navantia será responsable del apoyo al
mantenimiento durante cinco años, desde la entrega del primer buque, con
opción a otros cinco años adicionales.
Navantia
sostiene que este contrato permitirá consolidar internacionalmente a la
compañía y, en especial, a este producto con un sistema de combate
propio, que puede satisfacer las necesidades de otros potenciales
clientes en la región y en otros mercados de interés.
Las corbetas para Arabia Saudí están basadas en el modelo Avante 2200
de Navantia, que es un buque polivalente especialmente diseñado para las
misiones de vigilancia y control del tráfico marítimo, misiones de
búsqueda y rescate y asistencia a otros buques, entre otras.
Además, los buques tendrán una "importante capacidad" para la defensa
de activos estratégicos, de inteligencia y capacidad antisubmarina,
antiaérea, antisuperficie y de guerra electrónica, según señaló la
compañía con motivo de la firma.
Las corbetas estarán
adaptadas a los requisitos de la Marina de Arabia Saudí y entre sus
prestaciones destaca la capacidad de supervivencia y capacidad de
operación a temperaturas extremas de la zona del Golfo.
El diseño de las corbetas incorpora productos propios como el sistema
de combate Catiz, el sistema de comunicaciones integradas Hermesys, la
dirección de tiro Dorna, el Sistema Integrado de Control de Plataforma,
el puente integrado Minerva y los motores y las cajas reductoras.
Por otro lado, el contrato también incluye el suministro de varios
servicios tales como el apoyo logístico integrado, el adiestramiento
operacional y de mantenimiento, el suministro de centros de formación y
adiestramiento para el sistema de combate y el sistema de control de
plataforma de los buques, el apoyo al ciclo de vida, y los sistemas para
el mantenimiento de los buques en la base naval.
Además del contrato de corbetas, Navantia acordó con la empresa estatal
saudí SAMI (Saudi Arabian Military Industries) la creación de una
sociedad conjunta (joint venture) en Arabia Saudí.
Esta sociedad, según la compañía, supone una oportunidad para posicionar
los sistemas integrados y las soluciones tecnológicas de Navantia en el
mercado de Arabia y su área de influencia, al tiempo que se enmarca
dentro de la estrategia de internacionalización de la compañía.
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