Los sismógrafos políticos detectaron la pasada noche un movimiento.
Aún es pronto para saber la intensidad y los efectos del mismo. Puede
llegar a la categoría de terremoto, quedarse en un seísmo o ser un
simple temblor. Hay que esperar a la noche del próximo 26 de junio. Pero
aquí y ahora se pueden apuntar algunas cosas.
Lo primero comprobar que su impacto en el escenario político y en la
opinión pública y la publicada es notable. Ese preacuerdo anunciado ha
supuesto introducir un elemento nuevo y, por ello, agitador en una
coyuntura política notablemente aburrida y monótona con el personal
deseoso de “nuevas emociones”, cuanto más fuertes mejor. Un primer punto
a su favor. Han sabido, una vez más, con su sentido del espectáculo
político y mediático, convertir la presentación en algo también “nuevo”,
rompedor. Cuando la política es espectáculo cada vez más, segundo punto
a su favor.
Porque además el votante medio no recuerda los epítetos
llenos de desprecio dedicados no hace mucho por Iglesias a Garzón y los
que los recuerdan, les da igual. Como seguramente les da igual el que
Podemos incorpore como compañero de viaje a una pequeña empresa en
quiebra porque eso es hoy IU. Lo más relevante para ellos es ese
“acuerdo con la gente” (Iglesias dixit) y el “sorpasso”, o sea el
“adelantamiento” (gran película de Dino Risi con Gassman y Trintignant,
año 62, mal traducida como “La escapada”) que reaparece en gloria y
majestad desde los tiempos de Julio Anguita.
Naturalmente el tema central es si este acuerdo suma, resta o da
igual a la hora de votar. Y ahí hay respuestas para todos los gustos.
Sus padres por supuesto creen que suma y por ello el enemigo batir no es
el PSOE (no sale ya en su relato) sino el PP. Ya está aquí de nuevo la
lucha entre el Bien y el Mal y que cada cual adjudique el calificativo
como quiera. Oiremos hablar de “la vuelta de los comunistas” como si eso
significase algo o incluso asustase a una parte de la población, sobre
todo a los más jóvenes. ¿Reaparecerá el Frente Popular? No lo
descartemos.
Algo a tener muy en cuenta será lo que pase al día siguiente en lo
relativo a la posibilidad de gobierno y qué tipo de gobierno. Porque eso
es lo más importante. El “puzzle “que previsiblemente va a acompañar a
Podemos, las llamadas “confluencias”, se hace más complicado con la
incorporación de IU, una formación con cuadros, experiencia e ideas más
firmes que Podemos. La trayectoria de estos en los últimos meses es todo
un repertorio del más burdo oportunismo político, de eso que más
caritativamente se llama “pragmatismo”. “Los tozudos hechos” como dijo
Lenin (con perdón) ya han bajado a Syriza a la tierra y seguro que aquí
se ha tomado buena nota. Aunque les queda un largo camino por recorrer.
La magnitud de los problemas por resolver aquí y ahora, una gran
parte de los cuales es incapaz de resolverlos el PP, incluso el PSOE,
exige en el resto de opciones políticas notables dosis de idealismo y de
sentido de la realidad y de sus límites. Ambos ingredientes y su
adecuada mezcla son imprescindibles.
¿No queríamos una campaña interesante, no decían muchos que el resultado iba a ser el mismo? Pues vamos a verlo.
(*) Economista del Estado
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