BARCELONA.- Oriol Junqueras y el resto de los presos del procés están
 acusados de presuntos delitos de rebelión, sedición y malversación. 
Serán juzgados por el Tribunal Supremo, posiblemente a partir de enero, y
 se  enfrentan a penas  de hasta 25 años de prisión. Cuando se dicte la 
sentencia, lo que podría ocurrir en primavera, se sabrá si los líderes 
del independentismo son condenados o absueltos, revela hoy La Vanguardia. 
Pese a esa incógnita, en el mundo político ya se ha empezado a hablar
 de los posibles indultos. PP y Ciudadanos han preguntado en varias 
ocasiones a Pedro Sánchez si piensa indultar a Junqueras y a sus 
compañeros. El presidente del Gobierno ha evitado en todo momento 
responder a esa cuestión. Mientras, el partido de Albert Rivera, que está en contra de los posibles indultos, ha convocado hoy una manifestación en Madrid para rechazarlos. 
Dos vías
 
  
 
El indulto sería una vía para que los presos del procés evitaran
 la cárcel. Pero no la única. Los líderes independentistas, si llegan a 
ser condenados, también podría eludir la prisión a través del tercer 
grado, que según algunos juristas, sería un camino mucho más eficaz y 
menos polémico que los controvertidos indultos.
El portavoz de ERC en el Congreso, Joan Tardà, ha repetido en 
varias ocasiones que Junqueras “jamás” pedirá el indulto al considerar 
que con hacerlo sería como arrepentirse del procés y reconocer el
 delito y el ex vicepresidente de la Generalitat se considera 
“inocente”. Pero la ley de los indultos, que data de 1870, permite que 
sea otra persona, no el encausado, quien demande esa gracia. Además, no 
exige que, para concederle el indulto, el reo tenga que arrepentirse.
Cualquier persona puede pedirlo sin necesidad de poderes
 
  
 
La ley establece que puede pedir el indulto “el penado, sus 
parientes o cualquier otra persona en su nombre, sin necesidad de 
ostentar o acreditar su representación”. Eso significa que cualquier 
pariente de Junqueras o del resto de los procesados o el actual 
presidente de la Generalitat, Quim Torra, o incluso un particular
 que no tiene ni que conocer a los afectados puede pedir la gracia para 
ellos sin necesidad de abogado ni de un poder notarial.  
Además, la normativa relativa a los indultos permite que sea 
el propio tribunal sentenciador, en este caso el Supremo, quien pida la 
gracia al Gobierno si apreciase algún fallo en el proceso o considerase 
que la pena es excesiva. Por último y aunque este opción no está 
contenida en la ley, las Juntas de Tratamiento de los Establecimientos Penitenciarios pueden
 pedir el indulto para un preso que destaque por sus actividades de 
reeducación y reinserción social, según indica la guía jurídica Wolters 
Kluwer.
Sin obligación de arrepentirse
 
  
 
No hay más requisitos para pedir la gracia, la ley no obliga a
 los reos ni a a arrepentirse ni a pedir perdón. Una vez hecha la 
petición, el Tribunal sentenciador debe emitir un informe, que no es 
vinculante a la hora de tomar la decisión final. Ese estudio se 
entregará a Ministerio de Justicia, pero la decisión final sobre si indultar o no a un preso corresponde al Consejo de Ministros,
 aunque la concesión se atribuye formalmente al Rey. Una vez concedido, 
el reo puede pedir que se deje en suspenso el cumplimiento de la pena y 
recuperar la libertad.
Así, el indulto podría ser un vía para que los líderes 
independentistas no llegaran a cumplir una hipotética futura condena. La
 otra opción es la del tercer grado. Cuando una persona ingresa en 
prisión tras ser condenada, se le otorga un grado. El primero y menos 
frecuente se aplica a presos peligrosos y supone un control extra. El 
segundo y más habitual se aplica a “los penados en quienes concurren 
unas circunstancias personales y penitenciarias de normal convivencia, 
pero sin capacidad para vivir, por el momento, en semilibertad”, según 
indican desde el Ministerio de Justicia.
El tercer grado
 
  
 
“El tercer grado se aplica a los internos o internas que, por sus circunstancias personales y penitenciarias, estén capacitados para llevar a cabo un régimen de vida en semilibertad”,
 añaden e indican que este tercer grado puede materializarse de 
distintas formas que van desde ir a prisión solo para dormir a usar una 
pulsera que permita un control a distancia. 
Los reos del procés podrían encontrarse con la oposición del 
Tribunal Supremo y eso ralentizaría la concesión del tercer grado. 
Y es 
que “cuando la duración de la pena de prisión impuesta sea superior a 
cinco años, el juez o Tribunal podrá ordenar que la clasificación en 
tercer grado no se efectúe hasta el cumplimiento de la mitad de la 
pena”. Pero si no se produce ese veto o la condena final es inferior a 
cinco años, Junqueras y el resto de los presos podrían solicitar el 
tercer grado de inmediato.
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