sábado, 24 de noviembre de 2018

Junqueras y el resto de los procesados podrían ser indultados sin pedirlo y sin arrepentirse

BARCELONA.- Oriol Junqueras y el resto de los presos del procés están acusados de presuntos delitos de rebelión, sedición y malversación. Serán juzgados por el Tribunal Supremo, posiblemente a partir de enero, y se enfrentan a penas de hasta 25 años de prisión. Cuando se dicte la sentencia, lo que podría ocurrir en primavera, se sabrá si los líderes del independentismo son condenados o absueltos, revela hoy La Vanguardia

Pese a esa incógnita, en el mundo político ya se ha empezado a hablar de los posibles indultos. PP y Ciudadanos han preguntado en varias ocasiones a Pedro Sánchez si piensa indultar a Junqueras y a sus compañeros. El presidente del Gobierno ha evitado en todo momento responder a esa cuestión. Mientras, el partido de Albert Rivera, que está en contra de los posibles indultos, ha convocado hoy una manifestación en Madrid para rechazarlos.

Dos vías

El indulto sería una vía para que los presos del procés evitaran la cárcel. Pero no la única. Los líderes independentistas, si llegan a ser condenados, también podría eludir la prisión a través del tercer grado, que según algunos juristas, sería un camino mucho más eficaz y menos polémico que los controvertidos indultos.
El portavoz de ERC en el Congreso, Joan Tardà, ha repetido en varias ocasiones que Junqueras “jamás” pedirá el indulto al considerar que con hacerlo sería como arrepentirse del procés y reconocer el delito y el ex vicepresidente de la Generalitat se considera “inocente”. Pero la ley de los indultos, que data de 1870, permite que sea otra persona, no el encausado, quien demande esa gracia. Además, no exige que, para concederle el indulto, el reo tenga que arrepentirse.

Cualquier persona puede pedirlo sin necesidad de poderes

La ley establece que puede pedir el indulto “el penado, sus parientes o cualquier otra persona en su nombre, sin necesidad de ostentar o acreditar su representación”. Eso significa que cualquier pariente de Junqueras o del resto de los procesados o el actual presidente de la Generalitat, Quim Torra, o incluso un particular que no tiene ni que conocer a los afectados puede pedir la gracia para ellos sin necesidad de abogado ni de un poder notarial.
Además, la normativa relativa a los indultos permite que sea el propio tribunal sentenciador, en este caso el Supremo, quien pida la gracia al Gobierno si apreciase algún fallo en el proceso o considerase que la pena es excesiva. Por último y aunque este opción no está contenida en la ley, las Juntas de Tratamiento de los Establecimientos Penitenciarios pueden pedir el indulto para un preso que destaque por sus actividades de reeducación y reinserción social, según indica la guía jurídica Wolters Kluwer.

Sin obligación de arrepentirse

No hay más requisitos para pedir la gracia, la ley no obliga a los reos ni a a arrepentirse ni a pedir perdón. Una vez hecha la petición, el Tribunal sentenciador debe emitir un informe, que no es vinculante a la hora de tomar la decisión final. Ese estudio se entregará a Ministerio de Justicia, pero la decisión final sobre si indultar o no a un preso corresponde al Consejo de Ministros, aunque la concesión se atribuye formalmente al Rey. Una vez concedido, el reo puede pedir que se deje en suspenso el cumplimiento de la pena y recuperar la libertad.
Así, el indulto podría ser un vía para que los líderes independentistas no llegaran a cumplir una hipotética futura condena. La otra opción es la del tercer grado. Cuando una persona ingresa en prisión tras ser condenada, se le otorga un grado. El primero y menos frecuente se aplica a presos peligrosos y supone un control extra. El segundo y más habitual se aplica a “los penados en quienes concurren unas circunstancias personales y penitenciarias de normal convivencia, pero sin capacidad para vivir, por el momento, en semilibertad”, según indican desde el Ministerio de Justicia.

El tercer grado

“El tercer grado se aplica a los internos o internas que, por sus circunstancias personales y penitenciarias, estén capacitados para llevar a cabo un régimen de vida en semilibertad”, añaden e indican que este tercer grado puede materializarse de distintas formas que van desde ir a prisión solo para dormir a usar una pulsera que permita un control a distancia.
Los reos del procés podrían encontrarse con la oposición del Tribunal Supremo y eso ralentizaría la concesión del tercer grado. 
Y es que “cuando la duración de la pena de prisión impuesta sea superior a cinco años, el juez o Tribunal podrá ordenar que la clasificación en tercer grado no se efectúe hasta el cumplimiento de la mitad de la pena”. Pero si no se produce ese veto o la condena final es inferior a cinco años, Junqueras y el resto de los presos podrían solicitar el tercer grado de inmediato.

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