MADRID.- El Partido Popular encara la recta final ante los comicios autonómicos andaluces tocado por el fiasco de su pacto con Pedro Sánchez para renovar el Consejo General del Poder Judicial y pendiente de unos sondeos en los que no levanta cabeza. El dato de los 4 escaños pronosticados para Vox por
una de las encuestas que manejan estos días viene a confirmar los
temores que había en la sede de Génova en el arranque de la campaña:
además de competir con Ciudadanos para seguir en segundo lugar con una mínima ventaja, la formación de Santiago Abascal amenaza
con restarles fuerza y se juega por décimas entrar o no en la Cámara
regional en la mitad de las circunscripciones provinciales de la región, según se relata hoy en El Confidencial.
El Partido Popular encara la recta final ante los comicios autonómicos andaluces tocado por el fiasco de su pacto con Pedro Sánchez para renovar el Consejo General del Poder Judicial y pendiente de unos sondeos en los que no levanta cabeza.
El dato de los 4 escaños pronosticados para Vox por
una de las encuestas que manejan estos días viene a confirmar los
temores que había en la sede de Génova en el arranque de la campaña:
además de competir con Ciudadanos para seguir en segundo lugar con una mínima ventaja, la formación de Santiago Abascal amenaza
con restarles fuerza y se juega por décimas entrar o no en la Cámara
regional en la mitad de las circunscripciones provinciales de la región.
En el PP reconocen, a mitad de la campaña, que no cala el mensaje de
dar esperanzas a su electorado de que el cambio es posible, aunque sea
con el apoyo de Ciudadanos, dado que los de Albert Rivera
se comprometen esta vez a no mantener a Díaz.
En la media de los
sondeos, esa suma de centro derecha si se incluye a Cs se queda siempre
en los 50 escaños, los mismos que obtuvo Javier Arenas en 2012, con el 40 por ciento de los votos. El candidato del Partido Popular siguió en la oposición porque el PSOE, con 47, e Izquierda Unida con 12 sumaron la mayoría absoluta necesaria para que los socialistas se mantuvieran en el poder.
Susana Díaz puede obtener el peor resultado del PSOE en toda su historia de comicios autonómicos en su principal feudo y
bajar a los 40 escaños (siete menos que ahora) como indican todos los
sondeos, pero seguir igualmente al frente de la Junta. Podemos está
entre los 20 y 22 en esas mismas medias.
Los
estudios demoscópicos cuadran esos pronósticos con la irrupción de Vox.
Las últimas encuestas que manejan en la sede de Génova indican que la
formación que dirige Santiago Abascal está alrededor o por encima del 3 por ciento en intención de voto,
el mínimo exigido por la ley electoral, en Sevilla, Cádiz, Málaga y
Almería.
Son 4 escaños que pueden costar hasta 6-8 a una hipotética suma
de PP y Ciudadanos de por sí mermada hasta los 45-46 diputados ante el
reparto de electores casi por la mitad entre ambas formaciones. Los
populares sacan menos de dos puntos de ventaja a los riveristas en los
sondeos.
Sobre la marcha, Pablo Casado y el cabeza de lista Juanma Moreno han variado su mensaje de campaña para incidir más en la necesidad del voto útil,
o concentrado, del centro derecha que en sembrar la esperanza en una
suma PP-CS que sigue sin ser de cambio. También en insistir en la
necesidad de que los inmigrantes se integren en la sociedad.
En un
fenómeno evidente registrado ya en Francia en el nacimiento de la
formación de Jean-Marie Lepen, Vox ha empezado a crecer
en intención de voto en las provincias y localidades donde los
residentes magrebíes plantean más problemas de orden público o
convivencia. Por ejemplo y especialmente, en Almería.
La misma
encuesta que predice hasta 4 escaños para Vox deja al PP en 25, la media
de todos los sondeos y 8 menos que los obtenidos por el propio Moreno
en los comicios de 2012. Sería el peor resultado de la historia del
partido.
En 1990, con la formación recién refundada por José María Aznar, se quedaron en 26 y el presidente de los populares andaluces, Gabino Puche, cedió su puesto a Javier Arenas tres años después para que se presentara a los siguientes comicios.
Esos pronósticos tan complicados ante unas elecciones que son la
primera reválida para Pablo Casado al frente del PP se han cruzado con
la primera semana negra de la nueva dirección, la de la gestación y
fiasco del acuerdo con Pedro Sánchez para la renovación del Consejo General del Poder Judicial.
El
pacto supuso un desgaste difícil de medir en las urnas andaluzas, igual
que el episodio del mensaje interno de los senadores tramitado por Ignacio Cosidó sobre el reparto de cuotas de influencia en el CGPJ y que terminó con la renuncia del juez Manuel Marchena.
Pero en el PP reconocen que ha sido un severo revés de imagen ante la
evidencia de que sus nuevos jefes no supieron gestionar ni explicar bien
la primera negociación con el PSOE además de demostrar ingenuidad y falta de experiencia en el peor momento: la cita ante las urnas.
Casado se multiplica ahora para recorrer Andalucía con el fin de sacar alguna ventaja sobre Ciudadanos, frenar a Vox y levantar la moral de
los suyos, a la baja por esas encuestas que no se acaban de creer, pero
sobre las que ya no se atreven a decir que siempre minusvaloran la
intención de voto hacia el PP.
No hay comentarios:
Publicar un comentario