El presidente del Gobierno español Pedro Sánchez ha anunciado de muy solemne
manera que ha ganado la partida al Reino Unido y la UE sobre los
derechos de España en Gibraltar una vez que la Comisión Europea, la
Presidencia del Consejo de la UE y la primera ministra británica Teresa
May han aceptado poner por escrito que, cuando el Reino Unido abandone
definitivamente la Unión Europea, será España quien tenga la última
palabra sobre la futura relación de Gibraltar con la UE.
Esto es lo que se desprende de la triunfalista declaración de Sánchez
y de su alambicada descripción política/jurídica sobre acuerdo hallado
entre la UE, Londres y Madrid para evitar el anunciado veto de España al
acuerdo final del Brexit, lo que permitirá que finalmente se apruebe
este domingo en la Cumbre Europea de Bruselas.
Presume Sánchez que España ha conseguido un ‘triple blindaje’ para
garantizar la posición española sobre el control de la futura relación
de Gibraltar con la UE cuando el Reino Unido deje la Unión Europea.
Aunque conviene ser prudentes hasta ver los documentos firmados porque
los negociadores británicos y europeos ya nos engañaron una vez y ‘con
nocturnidad y alevosía’, como lo denunció el Gobierno español.
Sobre todo porque May dice que el artículo 184 del acuerdo de ruptura
no ha cambiado y no afectará a la soberanía de Gibraltar, cuestión está
de la soberanía que no estaba en discusión sino la futura relación del
Peñón con la UE. Y Pablo Casado desde el PP afirma que Sánchez se ha
rendido ante May y que los papeles colaterales que se van a firmar
carecen de un valor jurídico decisivo.
En todo caso vamos a ver qué pasa a sabiendas que España aun puede
utilizar el veto en el acto final de la salida del Reino Unido de la UE.
De ahí que hay estar vigilantes hasta el final del proceso. Aunque el
enfado del ministro principal de Gibraltar, Fabian Picardo, diciendo que
Gibraltar ‘no se plegará a las exigencias de España’ es toda una señal
de que Sánchez, por ahora, le ha ganado la partida a Picardo y a May.
Sobre todo porque la británica estaba entre la espada de su
Parlamento y la pared de la Roca de Gibraltar, y esa roca era muy
pequeña en comparación con el alto riesgo que para el Reino Unido tenía
(y aún tiene) del fracaso del Brexit. Lo que demuestra que el ultimátum
de España a la UE ha funcionado para bien de España.
En cuanto al Gobierno de Gibraltar tenemos que decir que Fabian
Picardo con quien debe enfadarse no es con España sino con Londres y con
May. Primero por haber impulsado el Brexit y después por dejarlos
tirados y a merced del Gobierno de Madrid que es al menos lo que se
desprende del acuerdo final anunciado por Sánchez y que mañana se firmará
en Bruselas.
Naturalmente, nada de eso obliga al Reino Unido y a Gibraltar a
pactar con España un acuerdo de soberanía compartida del Peñón. Incluso
Picardo podría si lo desea cerrar la verja que los separa de España (y
de la UE) para reducir la Roca a un simple islote colonial de Gran
Bretaña.
Pero lo que nunca tendrá Gibraltar es una relación con la UE
económica, comercial y sobre todo financiera como la que han tenido
hasta ahora si España no lo permite . Y no lo permitirá salvo que se
acepte la soberanía compartida de Gibraltar entre el Reino Unido y
España, lo que otorgaría importantes beneficios al pueblo de Gibraltar.
Y si eso no ocurre entonces serán los importantes despachos fiscales y
financieros de Gibraltar, que son los que gestionan ese ‘paraíso
fiscal’, que controlan unas
reducidas élites gibraltareñas, y constituyen la primera fuente de
negocio de la Roca, los que le obliguen a Picardo (quien trabajó en uno
de esos bufetes) a pactar con España soberanía y poniendo fin a la
obsoleta y vigente situación colonial.
De lo contrario esos despachos y sus ricos propietarios nunca más
podrán operar en los 27 Estados de la UE y perderán ingresos muy
importantes, al tiempo que dañarán a los ciudadanos de Gibraltar.
(*) Periodista
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