BERLÍN/MADRID.- El ministro de Economía de Alemania, Peter Altmaier, ha dicho este lunes
que su Gobierno quiere que sus socios europeos, entre ellos España,
también suspendan la venta de armas a Arabia Saudí en protesta por la
muerte del periodista Jamal Khashoggi en el Consulado saudí en Estambul.
Sin embargo, el Gobierno de Pedro Sánchez evita adoptar por ahora la
línea dura de Berlín y no cuestiona las diferentes versiones oficiales
de Riad, distanciándose así de Francia, Alemania y Reino Unido. Esa
posición se debe, entre otras cosas, a la venta de armamento de España a
Arabia Saudí, asunto que se debatirá este martes en la Comisión de
Defensa del Congreso de los Diputados. Al día siguiente, el presidente
del Gobierno, Pedro Sánchez comparecerá en el hemiciclo para explicar el
polémico contrato de armas con la monarquía saudí.
Las autoridades saudíes han dado diferentes y contradictorias versiones sobre lo que le sucedió al periodista Khashoggi desde que accedió al Consulado el 2 de octubre hasta que han admitido que el reportero murió dentro de la legación diplomática.
Este domingo, el ministro de Exteriores saudí, Adel al Jubeir, aseguró
que el asesinato del periodista fue “un grave y enorme error” y trató de
desvincularlo del príncipe heredero, Mohamed Bin Salman.
También el domingo, la canciller alemana, Angela Merkel, anunció que su Ejecutivo dejará de vender armamento a Arabia Saudí mientras se mantenga la incertidumbre sobre la muerte del periodista saudí crítico con el régimen.
Altmaier, un cercano aliado de Merkel, ha dicho que las explicaciones de las autoridades saudíes sobre el caso no han sido hasta el momento suficientes.
“El Gobierno está de acuerdo en que no aprobaremos más exportaciones de
armas por el momento porque queremos saber qué pasó”, ha afirmado el
titular de Economía, en declaraciones a la cadena de televisión ZDF.
Hasta 2018, el Ejecutivo alemán había aprobado exportaciones de armas por valor de más de 400 millones de euros destinadas a Arabia Saudí,
lo que convertía al país en su segundo mayor comprador tras Argelia.
Ante la pregunta de si Alemania dará marcha atrás en los contratos de
armas ya firmados con las autoridades saudíes, el ministro de Economía
alemán ha afirmado que se tomará una decisión al respecto “muy pronto”.
“Porque solo si todos los países europeos están de acuerdo se logrará
causar impresión en el Gobierno en Riad. No tendrá ninguna consecuencia
positiva si nosotros paramos las importaciones de armas pero otros
países al mismo tiempo llenan ese vacío”, ha explicado.
Destacados líderes políticos alemanes emplazaron este fin de semana
al consejero delegado de Siemens, Joe Kaeser, para que no asista esta
semana a una conferencia de inversores convocada en Arabia Saudí.
La postura de España
España se desmarcó pronto, el sábado, de la línea más dura de sus
socios europeos. El Ejecutivo de Sánchez habló de consternación y se
unió al llamamiento del secretario general de la ONU, Antonio Guterres,
para que los responsables de “estos gravísimos hechos” respondan ante la
justicia tras “una investigación exhaustiva y transparente”, pero optó
por renunciar a la contundencia y a la condena más enérgica contra el
país árabe.
Este lunes, el Gobierno de Sánchez ha apelado a la prudencia y a esperar al resultado de la investigación sobre la muerte del periodista para tomar cualquier decisión al respecto. Fuentes del Ejecutivo remiten
a la comparecencia que tendrá el próximo miércoles en el Congreso el
jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez, para que informe en ella de si se
prevé mantener la venta de armas a Arabia Saudí tras el asesinato de
Khashoggi.
El jefe del Ejecutivo dará cuenta el miércoles ante el pleno del
Congreso de las conclusiones del Consejo Europeo celebrado la pasada
semana en Bruselas y comparecerá a petición de Podemos y ERC para que dé explicaciones sobre la autorización de exportación de armas a Riad. Una petición realizada después de que el Gobierno decidiera seguir adelante con la venta a Arabia Saudí de 400 bombas de precisión láser pese a que el Ministerio de Defensa había avanzado que se cancelaría. Este asunto recobra actualidad ante la polémica por la respuesta de la comunidad internacional después del asesinato de Khashoggi’.
Y es que, Moncloa, pese a la evidencia de los hechos, no quiere dar un paso en falso. La
venta de material de defensa y las exportaciones a Arabia Saudí son un
problema. Y aún está muy presente el frustrado anuncio de la ministra de
Defensa, Margarita Robles, de paralizar un contrato de venta de 400 bombas láser de precisión por el riesgo de que fueran usadas en la guerra de Yemen y la posterior rectificación ante el miedo a una crisis diplomática y otra interna. Porque cancelar la operación ponía también en peligro el contrato de Arabia Saudí para la compra de cinco corbetas a la empresa Navantia, cuyos trabajadores protagonizaron una oleada de protestas.
En la posición de España también influye por ejemplo, entre otros
intereses comerciales, que fuese un consorcio hispanosaudí el que se
adjudicase el contrato del AVE a la Meca por 6.736 millones de euros en 2011 y cuya obra fue inaugurada este mes.
Antes del anuncio de Merkel, Alemania, Reino Unido y Francia ya
habían coincidido en señalar en una nota conjunta que la versión que
había aportado Arabia Saudí sobre la muerte del periodista
requería estar respaldada por “hechos” para ser considerada “creíble”.
En un primer momento, Riad afirmó que el periodista había abandonado
vivo la oficina diplomática en Estambul, rechazando las acusaciones de
que fue asesinado allí.
Sin embargo, hace dos días la Fiscalía de Arabia Saudí señaló que Khashoggi murió en una pelea accidental dentro del consulado, aunque no especificó qué ocurrió con su cuerpo.
El ministro de Exteriores de Arabia Saudí, Adel Al Jubeir, calificó
este domingo la muerte del periodista como “un terrible error” pero
insistió en que su gobierno no conoce los detalles y sigue investigando
lo sucedido.
“Desafortunadamente, se cometió un grave error y les aseguro que los
responsables pagarán por ello”, agregó el ministro, en la primera
intervención pública de un alto cargo saudí desde que el reino reconoció
la muerte del periodista, de quien no se tiene ninguna noticia desde
que el pasado día 2 entró al consulado de su país en Estambul para hacer
unos trámites. “Lo mataron en el consulado. No sabemos los detalles de
cómo. No sabemos dónde está el cuerpo“. Estamos decididos a descubrir cada detalle… Estamos decididos a castigar a los responsables de este asesinato”, aseveró.
Además, calificó el asesinato del periodista como una “operación encubierta” y una “aberración”, y negó que el príncipe heredero saudí, Mohamed bin Salman, haya estado involucrado de algún modo o tuviese información al respecto.
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