domingo, 4 de marzo de 2018

El discurso del Rey / Javier Sardá *

Cada cabeza es un mundo y mi verdad es mi verdad y punto. Por el principio de incertidumbre, la teoría de la complementariedad y el principio de exclusión, nadie puede decir que tiene una verdad mejor que otra. Así de fácil y de difícil. Algunos solo tienen la verdad que son capaces de creer. No me hagan caso.

–Dígame.
–Mire doctor, que después de tanta bulla, el Rey me cae casi bien. Tanto desplante, cacerolazo y toda la murga… Vamos, que me está cayendo tirando a bien.
–Pero, ¿cuál es el problema?
–Que no es tan fácil oiga, yo soy republicanote y francmasón y, claro, lo mío no son reyes ni los boatos ni prosopopeyas.
–Pues déjese del Rey.
–Si es lo que yo quisiera doctor, pero es que cuando veo a Colau haciendo la danza ambigua ante el Rey en pleno Mobile y al sotobarbado del Parlament girándole la cara, es que pierdo los cánones, oiga. Torrente el brazo justito de la ley.
–Pero no pasa nada porque el Rey le caiga mejor.
– ¿No lo entiende?... Se empieza con que el Rey te caiga bien y se puede acabar con anquilosamiento ideario. Pero es que cuando el evadido Puigdemont dijo que si el Rey pide perdón podrá entrar libremente en la república catalana, experimento dispepsia espiritual afásica. 
–No se lo tome tan a la tremenda. Hay mucha gente a la que el Rey le cae la mar de bien.
–No si ya, pero es que el discurso marcial que hizo el Rey enfadado, tampoco es que me entusiasmase. Pasa que entre el monarca y el progre carca, no sé yo. Pasa que entre el soberano y el pagano, dudo, que quiere usted que le diga. Perdemos turismo nacional, créame.
–No, si ya veo…, yo le puedo recetar un sedante.
–Pues mire… con esto del Mobile, ¿no podrían hacer teléfonos móviles y tabletas que convirtiesen los tuits y los mensajes en inteligentes? Lo mismo que autocorrigen las faltas de ortografía, que autocorrigiesen la mala leche, vamos.

Polonia y Barataria

–Deje de agobiarse, créame.
–Es verdad, tengo que ser normal y considerar que todos los borbones son bobos y que este es heredero de un heredero de dictador y que lo del discurso fue como una mierda y que Catalunya esta –como dice Jorge Verstrynge–  como la Polonia ocupada. ¡Abajo la monarquía ¡Y viva Carles Puigdemont en su ínsula Barataria!
–¿Lo ve? Si se quiere, se puede.
–¡Ojo!  que a lo mejor solo lo he dicho simbólicamente. 


(*) Periodista


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