BARCELONA.- El presidente del Parlament, Roger Torrent, mantiene la ronda de
contactos con los grupos para principios de esta semana con el fin de
proponer un nuevo candidato a presidente de la Generalitat que, según
los designios 'a dedo' de Puigdemont, tendría que ser Jordi Sánchez. La
cuestión es que Sánchez no puede ser elegido si la CUP mantiene la
decisión de no votar a su favor, tal y como decidió su consejo político
el sábado.
La coordinadora del PDeCAT, Marta Pascal, le ha reprochado su
"irresponsabilidad" y ha llamado al soberanismo a negociar para evitar
unas nuevas elecciones, aunque con la condición de que el candidato a
investir sea de JxCAT.
Fuentes del entorno de Torrent han confirmado que el presidente de la
Cámara catalana iniciará la ronda de contactos, como tenía previsto,
indistintamente de si el único candidato sobre la mesa, al menos de
momento, no tiene garantizada su elección tras el acuerdo de la CUP. Ese
candidato es Jordi Sánchez, el número dos de la lista de JxCat, quien
de todas formas tiene serias dificultades para ser elegido puesto que
permanece en prisión y es altamente improbable que el juez Llarena le
autorice a asistir al pleno de investidura.
Pese a todo, JxCat avaló el nombre del exlíder de la ANC y ERC
también si así se acordaba con la CUP, pero el consejo político de la
formación antisistema rechazó el sábado el acuerdo que le trasladaron
los dos principales partidos independentistas y decidió una abstención
ante una hipotética investidura de Jordi Sànchez, lo que la hace de todo
punto inviable a no ser que los ‘Comunes’ también se abstengan o que
los diputados en Bélgica Carles Puigdemont y Toni Comín, que no pueden
votar, renuncien a sus escaños y otros diputados asuman sus actas.
Sin los escaños de Puigdemont y Comín, JxCat (34-2) y ERC (32) solo
suman 64 escaños frente a los 65 que podrían reunir C’s (36), el PSC
(17), los ‘Comunes’ (8) y el PP (4). Por eso el voto de Catalunya en
Comú-Podem adquiere una especial relevancia. Por lo que se refiere a la
posibilidad de que opte por la abstención, la portavoz parlamentaria del
partido de Ada Colau y Xavier Domènech, Elisenda Alamany, ha recordado
que el programa electoral de su formación incluía que no apoyaría en
ningún caso a un candidato de JxCat y ha animado a ERC a dar el paso de
presentar uno propio.
En el programa Preguntes Freqüents de TV3, Alamany ha asegurado que
los ‘Comunes’ ya dijeron que les gustaría extender la mano a ERC en esta
legislatura y que un candidato de ERC es una “música” que les gusta más
que un candidato de JxCat. Ha admitido que, por el momento, “esta
puerta no está abierta” pero, sin embargo, ha hecho un llamamiento a la
responsabilidad “de país” en el caso de que se abra.
En cuanto a la renuncia al acta de Puigdemont y Comín, la
coordinadora general del PDeCAT, Marta Pascal, ha asegurado que “ni
siquiera se ha puesto sobre la mesa” durante el consell nacional
extraordinario del partido. En declaraciones a los medios, una vez
finalizada la reunión, ha lanzado críticas a la CUP, a la que ha tachado
de “irresponsable” por estar “bloqueando” la investidura cuando hay una
mayoría independentista en el Parlament.
“Basta de vetos y de enviar a personas a la papelera de la historia”,
ha añadido en alusión a la frase que dijo en su momento el ‘cupero’
Benet Salellas cuando su partido se negó a investir a Artur Mas forzando
así su dimisión. En este contexto, Pascal ha hecho un llamamiento a la
“responsabilidad, a ponerse de acuerdo y a cumplir los pactos”, y ha
remarcado que el candidato a la presidencia de la Generalitat tiene que
ser de JxCAT.
“Creemos que esto no es necesario porque entendemos que no hay
motivos para bloquear la situación como lo está haciendo la CUP.
Si los
tienen debe ser porque ellos creen que tienen derecho a vetar a todo el
mundo”, ha indicado la coordinadora del PDeCAT. En cualquier caso,
Torrent sigue adelante con sus planes. La ronda de contactos de
principios de semana será la segunda que convocará, después de la que
realizó en enero antes de proponer a Puigdemont como candidato a una
sesión de investidura que se iba a celebrar el 30 de enero y que,
finalmente, no se celebró.
De seguir las cosas como hasta ahora, no parece que tampoco en esta
ocasión vaya a tener éxito en sus gestiones. El problema es que sigue
sin ponerse en marcha el reloj. El plazo de dos meses para convocar unas
nuevas elecciones tras una investidura fallida no ha empezado a correr
pese a todos los intentos de los partidos constitucionalistas para que
así sea. El Tribunal Constitucional ha de pronunciarse sobre el recurso
de amparo que con ese fin presentó el PSC.
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