Una de las cosas más tristes de la España actual es constatar el
éxito de la desmemoria programada sobre nuestra historia reciente, desde
los años 80 del siglo pasado hasta ahora, entre los menores de cuarenta
años. En los veinteañeros, es ya como si una lija hubiera dejado su
cerebro listo para albergar mil notifalsas -fake news- y
ocultar toda noticia de la verdad.
Y, sin embargo, para los que llevamos
en el tráfago periodístico casi desde la Transición -en mi caso desde
la llegada del PSOE a la Moncloa, que en el Poder mediático ya lo
estaba-, lo que hemos podido oír esta semana no es el sonido de los
planetas que cantan los poetas y buscan los yoguis, sino todo lo
contrario: el ruido del delito en el desagüe de las cloacas del Estado.
Repóquer de delincuentes y la musa del delito
Un dibujo de la web moncloa.org, difusora de esas voces que vienen
produciendo un ruido insoportable en las cloacas del Estado durante las
dos últimas décadas, muestra con aterradora sencillez algo que cabía
sospechar, pero no estaba probado. Ahora sí. En la mesa de "Rianxo" a la
que se sienta Dolores Delgado, ministra de Justicia e íntima del
ex-juez Garzón –"ella bebe de mi copa", dice Balta-, está totalmente rodeada por delincuentes ya condenados o en espera de juicio:
Garzón, (inhabilitado por prevaricación), Villarejo (comisario,
imputado y preso), Gabriel Fuentes (alto comisario, imputado), Eugenio
Pino (D.A.O. imputado), García Castaño "El Gordo" (comisario, imputado) y
Fernández Chico (comisario, el único fallecido).
Sus
delitos son los más graves que cabe imputar a togas o placas: valerse
del cargo para chantajear a ciudadanos ricos o poderosos y forrarse. Es
un repóquer de delincuentes adornado con la musa del delito, también
delincuente como parte de la banda. Reto al historiador más memorioso a
encontrar un ministro de Justicia europeo en situación tan comprometida
durante el último siglo y que, descubierto, no haya dimitido de
inmediato.
Pues bien, lo terrible es
que lo insólito en la Historia de Europa es en la España actual
previsible y normal. En 115 días, han sido destituidos o deberían haber
dimitido cinco ministros -Huerta, Duque Montón, Celáa, Delgado-, la
vicepresidenta Calvo y el presidente del Gobierno, Dr. Pedro
Sánchez-Fraude. Por delitos fiscales, plagios intelectuales o amenazas a
las libertades, medio Consejo de Ministros debería estar fuera del
Poder y ante los jueces. Algo difícil si la autora del peor delito es la
ministra de Justicia.
Unas charlas zafias pero elocuentísimas
El
Presidente Dr. Fráudez presumió ante su telenanny Ana Pastor del "alto
grado de ejemplaridad moral" asumido por su Gobierno. Nunca algo tan
estúpidamente fatuo ha quedado tan escandalosamente desmentido. La
ministra, que, de forma sucesiva, en día y medio, dijo no haberse
reunido nunca con Villarejo, luego tal vez haber coincidido, y después
haberlo visto no más de tres veces, quedó retratada como la mentirosa
compulsiva más incompetente en la historia de los ministros del PSOE,
que ya es retratarse.
Y
entonces llegaron las grabaciones. En la primera, Delgado respalda a
Garzón para echar a dos comisarios de un caso en el que molestan al
juez, objetivo cumplido de inmediato por los policías-delincuentes del
Rianxo y delito más que probable. De inmediato, la "fiscal que hasta ahora sólo bebe cerveza, pero luego bebe el vino de mi copa" pide permiso a Garzón para decir "lo que es" el entonces juez y hoy ministro del Interior Grande-Marlaska. Cuando 50 sombras de Balta
se lo da, Delgado dice: "maricón". "¿Quién?", dice Villarejo.
"Marlaska", recalca la ministra. Y todos se ríen. Delgado añade que
"George Cloony" (López) es guapo, "eso no se puede negar" pero "nenaza",
y ella prefiere "los tribunales de tíos y no de tías". La prensa necia
se escandalizó con el dicho "maricón", no con el hecho de que la
ministra estuviera con delincuentes de toga y placa… como una más.
Las menores de Colombia
La
segunda jornada auditiva nos permitió oír a la aún ministra Delgado
revelando a unos policías ya entonces famosísimos por sus grabaciones a
diestro y siniestro nada menos que el supuesto delito de perversión de
menores en Cartagena de Indias de un grupo de jueces del Supremo y
miembros de la Fiscalía General del Estado que se habían ocultado de sus
colegas femeninas. ¿Pero revelaba algo de difícil comprobación -la edad
de las chicas- o daba una pista a los corruptos sabuesos para
chantajearlos? Me inclino por lo segundo. Y ello por el tercer día de
audios escandalosos.
En
él, la, insisto, ministra de Justicia "que no piensa dimitir" y a la
que todo el Gobierno, empezando por el presidente, "apoya y sostiene"
oye complacida y augura "éxito seguro" al prostíbulo montado por
Villarejo
para chantajear a gente "dura y correosa" en "consejos de
administración" pero que le cuentan todo a "la chorbita" que les pone.
No se trata de sacar información a espías o terroristas o delincuentes
internacionales, que eso es cosa del CNI, sino de chantajear para
conseguir una información que luego sirve para lograr favores de jueces,
fiscales, políticos o periodistas. Del tipo de favores que pagaría a
precio de oro un narco o un empresario corruptor de políticos para no
ser extraditado a un país donde se pudriría en la cárcel.
Y
así volvemos, tras pasar por una exhibición fecal de Garzón en el
cuarto día de audios, que prueban la íntima relación de Balta y Lola con
los policías corruptos
porque no se habla de diarreas mexicanas con gente que no es de
confianza, al origen de todo este asunto: la investigación por el juez
Egea de un pago de seis millones de euros por parte del empresario
Pérez-Maura al comisario Villarejo para evitar su extradición a
Guatemala donde sería juzgado por sobornar al presidente de la
república. Su abogado es… Garzón. Y la fiscal que apoya la
no-extradición… Dolores Delgado.
Promesa rota, guerra de mafias
Es
decir, que estamos ante lo que parece una banda organizada de togas y
placas corruptas que se valen de todo, desde prostíbulos ilegales a
cambios de policías y delaciones sexuales para chantajear a jueces y
fiscales y hacerse millonarios. Esta banda facilitó a Pedro Sánchez la
sentencia-excusa del juez De Prada, metiendo con calzador una frase que
delata no la mentira de Rajoy -que obligaba al juez a deducir
testimonio- sino la costumbre de mentir, manipular y prevaricar de una
pandilla que ha hecho de la Justicia un negocio particular, contando con
la aquiescencia interesada de los dos grandes partidos, PP y PSOE, y
todos sus Gobiernos.
Se dice que la parte judicial de la banda prometió a la policial que la sacaría de la cárcel. Y no ha cumplido.
Con setenta años y el juicio de la dermatóloga de López Madrid por
delante, o a Villarejo se le facilita una salida a lo Paesa o se morirá
en la cárcel. Es muy natural que se resista y se vengue, a través de los
periodistas a los que durante años ha suministrado "información
sensible", siempre favorable a sus bolsillos, de los garzones,
sus cómplices en tantos enjuagues y delitos, en las sombras de los
estrados y de las comisarías, y es muy posible que entre hoy y mañana,
remate la jugada. Al final, a este Gobierno-cloaca Sánchez-Garzón, no lo
disolverán los comunistas venezolanos ni los golpistas catalanes. A
Sánchez puede obligarlo a convocar elecciones el más que presunto
delincuente Villarejo.
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