MADRID.- Susana Díaz
puede convocar las elecciones cuando quiera. Tiene la potestad de
adelantar la convocatoria fijada para marzo de 2019. Hasta ahora, el
dirigente que no agotaba una legislatura tenía que explicar los motivos.
En 2015, la presidenta andaluza decidió adelantar las elecciones al desconfiar de sus socios de gobierno de Izquierda Unida
, con los que semanas antes había sacado adelante el presupuesto.
Fue una sorpresa. Hoy, aquellos socios de IU forman parte de una
coalición electoral con Podemos. El tiempo ha dado la razón a Díaz sobre
la sospecha de lo que le venía por la izquierda y ha demostrado el
motivo real de aquel adelanto electoral, según publica Abc.
Cuatro años después todo apunta a que Díaz volverá a adelantar las elecciones.
Tras ese interés estarían varios motivos inconfesables: evitar la
investigación de la Faffe en el Parlamento y los juzgados, marcar
distancia con la sentencia del caso ERE; prevenirse del rearme de
Ciudadanos y del PPde Casado; evitar que se consolide la coalición
electoral de Podemos e IU con su marca «Adelante Andalucía» y, sobre
todo, adelantarse al hundimiento de la marca PSOE por el desgaste del
Gobierno de Pedro Sánchez.
En el aparato del PSOE andaluz no quieren oír hablar de una posible convocatoria conjunta de elecciones
que algunos ministros y barones socialistas están recomendando a
Sánchez, y a la que el presidente no le ha visto todavía la gracia,
considerando los antecedentes de la guerra de primarias de hace poco más
de un año.
Los plazos para convocar
La
Consejería de Justicia preparó antes del verano dos cronogramas con dos
fechas: el 18 y el 25 de noviembre para celebrar las andaluzas en 2018.
La primera posibilidad está descartada, ya que el decreto de
convocatoria debe publicarse en el Boletín Oficial de la Junta de
Andalucía 54 días antes.
Para que los andaluces voten el 25 de
noviembre, Díaz tendría que convocar elecciones hoy o mañana
lunes, aunque también podría hacerlo el martes, coincidiendo con
el Consejo de Gobierno, para lo cual tendría que publicarse una edición
especial del BOJA. Sea en esta fecha o en diciembre, el adelanto está
premeditado. Esperar a marzo de 2019 podría condicionar futuros pactos
de Gobierno al resultado de las municipales y Díaz quiere despejar cualquier riesgo y decidir de forma independiente sin ataduras de Madrid.
Las agendas de la presidenta y su Consejo de Gobierno funcionan en clave electoral desde septiembre
. El día 7, el líder regional de Ciudadanos, Juan Marín, anunció
la ruptura del pacto de investidura y condicionaba su apoyo al
presupuesto de 2019 a que se cumplan los compromisos de regeneración
democrática de aquel pacto, principalmente el fin de los aforamientos.
Desde entonces, en las consejerías notan la presión del adelanto
electoral. No tanto en la de Hacienda, que teóricamente debería estar
negociando el presupuesto. A estas alturas no hay conocimiento del
proyecto. Resulta llamativo que el puesto de director general de
Presupuestos haya estado vacante desde que la exconsejera María Jesús
Montero se llevara a buena parte de su equipo al Ministerio de Hacienda.
La Junta no nombró sustituto hasta el 18 de septiembre. ¿Por qué no se cubrió un puesto tan necesario en un momento clave para preparar el último presupuesto de la legislatura? Quizás no era una urgencia.
La presión a la que está sometida la comunidad en este ambiente político de precampaña es tal que los empresarios pidieron a la presidenta que despeje la incógnita ante el riesgo de que genere incertidumbre
en el ámbito económico.
Pero Díaz ni desmiente ni confirma sino todo lo
contrario, juega con la incógnita aunque acusa a la oposición de ser la
que mueve el debate. A Díaz le ha fallado el factor sorpresa. El resto
de partidos ha hecho los deberes para encarar una campaña electoral.
Este fin de semana Albert Rivera convocó una convención nacional del
partido en Sevilla, y Pablo Casado presentaba en Cádiz «Un proyecto
político para Andalucía y España».
Convocar para el día que todo
el mundo esperaba, el 25 de noviembre, no da relevancia al poder de la
presidenta a la que además le falta un buen argumento para lanzar su
campaña. «Hasta que pueda gobernar lo haré, y después que hablen los
andaluces», dijo Susana Díaz la pasada semana alimentando el enigma.
Díaz
quiere remarcar el discurso de que la oposición no le permite avanzar
en su proyecto político. La presidenta ha anunciado para el 8 de octubre
una reunión del consejero de Hacienda, Antonio Ramírez Arellano, con su
antecesora, la ministra Montero. De la misma saldrá un esbozo de inversiones para poder presentar sobre la marcha un presupuesto
que se anuncie como la oportunidad de la recuperación de Andalucía tras
la crisis.
Puede ser tan irreal como ambicioso porque su misión es ser
el adelantado del programa electoral del PSOE andaluz. Con Ciudadanos
descartado del acuerdo y sin interés por negociarlo con el PP o Podemos,
la presidenta solo tendrá que llevarlo al Parlamento para su bloqueo y convocar elecciones de inmediato.
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