La nueva composición del Consejo General del Poder Judicial pactada
por Pedro Sánchez y Pablo Casado constituye otra victoria de Sánchez
porque se hace con la mayoría de Consejo, por más que el PP logre la
presidencia para el magistrado Marchena, al que Sánchez además logra que
se vaya del Tribunal que juzgará el golpe de Estado catalán. Además
Sánchez concedió a Pablo Iglesias la selección de varios vocales del
Consejo, lo que constituye una importante novedad.
Aunque a este vuelco en el Poder Judicial que evidencia la
intromisión de la política en la Justicia y la no separación de los
poderes del Estado tenemos que añadir otro hecho alarmante como es que
Pablo Casado ahora renuncia al delito de rebelión para los jefes del
‘procés’ y facilita su rebaja al delito de sedición.
Que es lo que proponía la Abogacía del Estado en su escrito de
calificación de delitos y penas del ‘proces’. Y lo que Casado denunció
con ímpetu días atrás acusando a Pedro Sánchez de manipular la Abogacía
del Estado en favor de los golpistas del ‘procés’.
Esa es al menos la consecuencia que se deriva de la decisión de
Casado de proponer para nuevo Presidente del Consejo General del Poder
Judicial (a partir del próximo 1 de enero de 2019), al fiscal y hasta
ahora presidente de la Sala Segunda de lo Penal del Tribunal Supremo
Manuel Marchena. Quien además ocupaba la presidencia y ponencia del
Tribunal que a partir del mes de enero juzgará a los autores del golpe
de Estado catalán.
El magistrado Marchena que estaba en línea con el delito de
‘rebelión’ y que ahora será sustituido como presidente y ponente del
Tribunal juzgador del ‘procés’ por el magistrado progresista Andres
Martínez Arrieta. Al tiempo que la marcha de Marchena permite acceder a
ese Tribunal de la magistrada Susana Polo, también progresista, lo que
mejorará y mucho las opciones del delito de ‘sedición’ en la sentencia.
Algo que hubiera sido impensable si Marchena hubiera permanecido en
su sitio. Y por eso el PSOE ha aceptado encantado que Marchena sea el
nuevo presidente del Poder Judicial, porque eso abre la puerta a
Martinez Arrieta. Y desde luego el ambicioso Marchena no renunciará al
ascenso para seguir al frente de la Sala Penal y del Tribunal que
juzgará el golpe de Estado, del que sale huyendo.
¿Por qué Casado ha promocionado a Marchena? No se sabe, pero puede
que al líder del PP lo haya enredado Rafael Catalá que llevó la
negociación de la renovación del Poder Judicial con la ministra Delgado
(otra que tal baila) con la intención Catalá de poner un conservador al
frente del Poder Judicial para desde ahí tapar en lo posible la
corrupción del PP.
Que fue lo que hizo el Presidente saliente del Poder Judicial Carlos
Lesmes al menos en sus maniobras recientes para que Rosalía Bárcenas no
entrara en prisión tras su condena a 13 años de cárcel en la sentencia
de Gürtel.
Y es que Catalá, el amigo y confidente de Ignacio González,
sabe mucho en eso de tapar la corrupción del PP. Mientras que Casado no
sabe nada de lo que debiera y acaba de desvestir un santo para tapar las
vergüenzas de un diablo.
Pero si la sentencia del golpe de Estado condena a los golpistas por
el delito de sedición y no de rebelión, el responsable no será Sánchez
sino Casado que desestabilizó la presidencia y ponencia del Tribunal
poco antes de que se iniciara el juicio oral. Y que se prestó a este
reparto obsceno del Consejo General del Poder Judicial, donde Podemos
aparece por primera vez.
(*) Periodista
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