El presidente de la Generalitat de Cataluña está loco. Y no es que se
le haya subido el poder a la cabeza provocándole una enajenación
mental, nada de eso, Torra está loco desde hace mucho tiempo y
necesitado de un psiquiatra desde mucho antes de su llegada al Palau de
la Plaza San Jaime.
Y si alguien tenía alguna duda sobre su incapacidad mental para
gobernar los acontecimientos de los últimos días y horas dan fe de su
locura y ello le debería obligar a la petición, al menos de la oposición
catalana, a que Torra se someta a un examen médico urgente y cuando se
sepan los resultados, que son previsibles, a presentar su dimisión y
retirarse a descansar.
Vean si no la secuencia de los últimos días. A finales de la pasada
semana el Consejero de Interior Catalán, Buch, siguiendo órdenes de
Torra, ordena a los Mossos cargar contra los manifestantes de los CDR
que acusan a Torra de traidor y represor y piden la dimisión de Buch.
Posteriormente el lunes 1 de octubre, durante el aniversario del
referéndum del 1-O, los CDR se lanzan al asalto la delegación de la
Generalitat en Lérida para quitar una bandera española y cortan
carreteras, autovías y las vías del metro y del AVE, y Torra les anima a
‘apretar’ en su violencia y los CDR más enardecidos llegan, a palos con
los Mossos a las puertas del Parlament al tiempo que piden la dimisión
de Buch y llaman a Torra traidor.
El martes en el debate del Parlament, y tras recibir muy duras
críticas de la Oposición por jalear la violencia de los CDR Torra
sorprende a todos (ahí incluidos los suyos de PDeCAT y ERC) y da un
ultimátum al Gobierno de Pedro Sánchez para que les ofrezca un
referéndum de autodeterminación antes de noviembre, o de lo contrario él
retirará el apoyo independentista y no aprobará en el Congreso de los
Diputados los Presupuestos de Sánchez para 2019, lo que rechaza Rufián
diciendo que los ultimátums los carga el diablo.
Semejante anuncio deja boquiabierto y en ridículo al Gobierno de
Sánchez que dice insistir en el ‘diálogo’ con Torra pero añade que
rechaza de plano la amenaza del President catalán y que no habrá
referéndum. A la vez ERC y la mitad del PDeCAT sorprendidos por él
ultimátum de Torra se revuelven en su contra y ponen en peligro la
estabilidad del Govern de la Generalitat.
Para intentar reconducir la situación Torra le envía el miércoles una
carta a Pedro Sánchez para que vaya a Barcelona a negociar el
referéndum para la autodeterminación de Cataluña, y envía otras dos
cartas a Donald Trump y al Papa Francisco para que intervengan como
mediadores en la crisis catalana.
Mientras tanto los diputados del PDeCAT amenazan con no aceptar,
durante el debate del Parlament la dimisión de los diputados suspendidos
por el juez Llarena, después de una tensa reunión con Torra donde ERC
amenaza con provocar el adelanto electoral.
Mientras tanto Torra vuelve al ultimátum en contra del Presidente
Sánchez con un Tuit y el caso inunda el Parlament y se suspenden los
debates ante el riesgo de que el Presidente Torrent incurra en
desobediencia al juez Llarena y acabe en prisión como Forcadell si no se
suspenden de manera directa y clara a los diputados procesados por
Llarena, Puigdemont incluido.
Y ¿con este loco y caótico Torra quiere pactar Sánchez los
Presupuestos de 2019 para no convocar elecciones y aguantar hasta 2020?
Todo apunta a que habrá adelanto electoral en Cataluña y puede que
también en Andalucía e incluso al mismo tiempo que las generales antes
de finales del año, puede que para el mes de diciembre. Pero antes
tenemos que saber si Torra va a ser destituido por enajenación mental.
(*) Periodista
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