El Tratado de Libre Comercio e Inversiones (TTIP) está siendo discutido y
rechazado por algunos partidos políticos y varios medios de
comunicación con un ignorante entusiasmo: ¡Rechazamos el TTIP!. Una
rabiosa coincidencia con las afirmaciones de Donald Trump. La entusiasta
condena española recuerda aquella manifestación patriótica relatada por
el gran escritor ibérico-portugués, Eça de Queiroz, a finales del siglo
XIX. El título de la crónica “La cuestión de las Carolinas”.
Hacia
1899, un año después del desgraciado 98 (quizá no lo fue tanto si se
contabilizan los retornos de capitales desde las Antillas y sus
efectos edilicios en Madrid y Barcelona), el pueblo de Madrid se lanzó
a la calle al conocerse que una bandera alemana hondeaba en las
“españolas” islas de las Carolinas.
Nadie sabían dónde estaban
aquellas islas y tampoco que el gobierno alemán había pagado 25
millones de pesetas de aquel entonces. El entusiasmo patriótico
conmovió al escéptico cronista portugués. La reconquista de las
Carolinas se iniciaba desde la Puerta del Sol.
La estrategia de
liberalización defendida por Obama se ha reflejado en su
visita a Alemania y las declaraciones conjuntas con la canciller
Merkel para caminar juntos por la senda de libre comercio. Los
antiglobalizadores alemanes vocearon su rechazo desde la calle a
la vez que en España se dejaba oír todo tipo de críticas ante una
eventual invasión de capitales, formas de resolución de
conflictos mediante arbitraje y mercancías estadounidenses
incluidos los transgénicos alimenticios.
El comercio con
EEUU es de capital importancia para Alemania. Se trata de su
principal cliente por delante de Francia aunque muy por debajo del
conjunto de lo que representa la eurozona. Obama subrayó que las
exportaciones alemanas a su país han aumentado durante sus dos
presidencias en un 40% hasta alcanzar un volumen de intercambios
valorado en 208.000 millones de euros en 2015.
En el caso
español las exportaciones a EEUU en 2015 se cifraron en 11.411
millones de euros, un 9% de los 126.244 millones vendidos en la
eurozona y un 29% de los 38.696 exportados a Francia. Las compras
de España en EEUU fueron ligeramente superiores, 12.845 millones
de euros, un 10% de las realizadas en la eurozona, pero, atención,
alrededor del 50% de las compradas en China.
Importaciones
éstas que como proceden de un país que no será nunca firmante del TTIP
queda libre de toda sospecha sobre el futuro de nuestra soberanía
económica.
Las autoridades españolas no han sido muy
críticas con el TTIP, sólo alguno comentarios favorables sin
explicar bien las razones. En el caso de China, responsable del 80%
de nuestro déficit comercial tampoco se conocen
manifestaciones oficiales sobre tamaño desequilibrio; tampoco
hay ninguna observación por quienes se muestras alarmados por el
TTIP. En los dos mandatos de Obama las ventas chinas en España han
crecido un 500%.
Gestación
A pesar de la gestación
del TTIP y de las incertidumbres que persiguen los mercados
financieros la economía española ha crecido en el primer trimestre
de 2016 a una tasa superior al 3%. En efecto, formamos parte de una
moneda estable, el euro, y algunas de esas alarmas que han
perturbado a los mercados, bajada del precio del petróleo y de los
tipos de interés, nos han venido como anillo al dedo.
El PIB
crece y aumentan las cifras de afiliación a la seguridad social
en tanto que el renglón de bienes y servicios de nuestros
intercambios con el exterior sigue registrando superávits. La
normalidad económica también se sobrepone a la incertidumbre
del recurrente proceso electoral aunque alguna vez, algún
gobierno, tendrá que tomar posiciones sobre el TTIP y nuestro
déficit comercial con China.
Cruce de
declaraciones y pactos estratégicos. Los 50 puntos del Acuerdo
Podemos-IU donde se proclama la soberanía española y se condena el
TTIP sin ninguna contemplación. Alguien recuerda aquellos 27
puntos de Falange Española y de las JONS en que se ordenaba a la
política arancelaria proteger al agricultor y al ganadero
español y por encima de todo se proclamaba la soberanía
nacional.
(*) Economista del Estado
No hay comentarios:
Publicar un comentario