MADRID.- La Policía Nacional ha destapado un fraude de casi seis millones de euros mediante el cobro indebido de pensiones de personas fallecidas y han detenido a 9 de las 46 personas identificadas en 10 comunidades autónomas como presuntas responsables de un total de 53 delitos de falsedad documental, estafa y apropiación indebida.
La mayoría de los implicados en la denominada ‘operación Libitina II’ eran familiares de las personas fallecidas, aunque también se han encontrado casos de amigos o compañeros de vivienda, según ha informado la Policía.
Para hacerse con el dinero ocultaban el fallecimiento del pensionista
a la Administración, llegando a falsificar el certificado de fe de vida
y estado e incluso la propia firma del difunto, con el objeto de
realizar reintegros en efectivo.
Uno de los implicados cobró las prestaciones de forma ilícita durante casi 20 años haciéndose pasar por un nonagenario. Para lograrlo aprovechó sus similares características físicas con el difunto, disfrazándose con ropa de persona mayor y utilizando un andador.
La investigación la han desarrollado agentes de la Sección de Investigación de la Seguridad Social
incardinada en la Unidad Central de Delincuencia Económica y Fiscal
(UDEF) de la Policía Nacional, en colaboración con la Secretaría de
Estado de la Seguridad Social.
La investigación comenzó tras recibir varias denuncias,
en diferentes puntos del país, en las que se informaba de posibles
fraudes a la Tesorería General de la Seguridad Social. Con las primeras
pesquisas se averiguó que eran familiares o amigos de pensionistas
fallecidos quienes seguían cobrando de forma ilícita las pensiones de
estos.
Avanzada la investigación, los agentes localizaron casos similares en
17 provincias españolas: La Coruña, Albacete, Alicante, Barcelona,
Burgos, Cádiz, Las Palmas, Madrid, Málaga, Murcia, Orense, Pontevedra,
Santa Cruz de Tenerife, Sevilla, Tarragona, Valladolid y Vizcaya. La
investigación cuantifica en casi seis millones de euros la cantidad
defraudada a la Seguridad Social.
Entre los motivos más comunes en los que se escudaban las personas
que cobraban las prestaciones indebidamente para cometer el fraude están
el desconocimiento de su abono -pese a que hacían uso de ese dinero, según la Policía-, necesidades económicas
para la subsistencia personal o familiar, o la creencia de que, una vez
que el banco había solventado el fraude de los últimos cuatro años, se
podía disfrutar del dinero acumulado en los años anteriores.
Se ha llegado a detectar que en algunos casos, para no ser
descubiertos en su entorno más cercano, los defraudadores engañaban a
sus allegados sobre la procedencia de los fondos que manejaban.
En la provincia de Albacete se averiguó que un empleado de una entidad bancaria, donde se ubicaba la cuenta del fallecido, habría cobrado de forma ilícita casi 10.000 euros.
Para hacerse con el botín aprovechó su posición, realizando reintegros
en efectivo en provecho propio desde la muerte del pensionista en 2003
hasta 2017.
Otro caso significativo se dio tras una denuncia realizada en la
provincia de Madrid sobre una pensionista de origen ucraniano que
falleció en 2010, a la cual se le abonó indebidamente la cantidad de
91.926,50 euros durante aproximadamente seis años.
Una vez que los
agentes analizaron los movimientos bancarios se observaron 209 compras,
abonadas a través de una entidad financiera digital, con posterioridad
al fallecimiento de la pensionista.
Se descubrió que la tarjeta bancaria
de la pensionista había sido robada por un compatriota compañero de
piso, quien a su vez compartía el número de la tarjeta con varios amigos
suyos.
En la provincia de Málaga fue investigado el cobro de más de 129.200
euros por prestaciones indebidas de un pensionista perecido en 1999, y
que fueron abonadas hasta el año 2017.
Gracias al análisis de la
información bancaria se observaron varios traspasos ulteriores al
fallecimiento, pudiendo identificar a varios familiares del mismo como
responsables de estos hechos.
Los investigados como argucia para poder seguir cobrando la ilícita
pensión, aprovechaban el parecido de uno de ellos, que contaba con
características físicas parecidas al pensionista, para hacerse pasar por
el fallecido.
Además, para la extracción de las prestaciones, se
caracterizaba vistiendo ropa de persona mayor y portando como
complemento un andador que le ayudaba a pasarse por el nonagenario
pensionista.
En la actualidad los distintos organismos de la Secretaría de Estado de la Seguridad Social cuentan con nuevas tecnologías que permiten la interconexión telemática entre administraciones.
De forma que realizan de forma periódica controles de la fe de vida de
los beneficiarios de prestaciones periódicas. Estos avances hacen que
muchas de las comprobaciones se realicen en tiempo real, lo cual hace
cada vez más difícil a los defraudadores conseguir el cobro indebido de
prestaciones.
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