jueves, 8 de noviembre de 2018

El obispo de Salamanca, a las víctimas de abusos en la Iglesia: “¿Por qué se han callado?”

MADRID.- Continúan saliendo a la luz las grabaciones de la conversación en 2013 entre el obispo de Salamanca, Carlos López, y la víctima de abusos sexuales Javier Paz. ‘El País’ ha publicado este jueves otra parte de la charla en la que López señala a las víctimas e intenta que el testimonio de Paz no salga a la luz.

En un momento de la conversación, el obispo pregunta por otras víctimas que conoce Paz, para saber si se quieren unir a su denuncia contra Isidro López, el cura salmantino que fue finalmente condenado por el Vaticano en 2014. 
 El problema es que las víctimas no se fían de la Iglesia por ocultar el caso. Entonces, el obispo reacciona visiblemente enfadado: “Pero, ¿quién tiene la culpa? ¿por qué no lo han denunciado? Es que es muy fácil decir…¿Estos señores por qué no lo han denunciado a su debido tiempo? Ahora la Iglesia es culpable de haberlo ocultado ¿y ellos por qué lo han ocultado?”.
Entonces, Paz le explica que no es fácil asimilar los abusos y denunciar. El obispo prosigue: “Si en el caso de Isidro no ha habido un castigo es por culpa de todos. Lo que no vale decir es que los obispos no han hecho nada. No, vamos a ver ¿las víctimas por qué se han callado? ¿Por qué todavía las víctimas no quieren decir nada?”.
Según la conversación, Carlos López admite que ya en 2003, cuando llegó a la ciudad, conoció rumores sobre el cura Isidro López en el barrio de Tejares, aunque reconoce que no encontró pruebas concluyentes de los supuestos abusos sexuales. Esto hizo que el sacerdote siguiera ocho años más de párroco.
En cualquier caso, el principal interés del obispo durante las conversaciones fue en todo momento convencer al denunciante de que el asunto debía permanecer en secreto y no trascender a los medios. 
Javier Paz denunció en 2011 ante el Obispado de Salamanca que había sufrido abusos del cura cuando era párroco de la iglesia de San Julián, entre 1982 y 1992, desde que tenía 10 años hasta los 20.
Como consecuencia de esa denuncia, el párroco fue jubilado en un primer momento y después, en 2014, la Congregación de la Doctrina de la Fe condenó al cura con la prohibición de ejercer su ministerio.

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