MADRID.- La ministra de Economía, Nadia Calviño, se ha mostrado partidaria de
aprobar en España un impuesto a las transacciones financieras y, para
ello, ha indicado que lo "más seguro es copiar o inspirarse" en el que
tienen otros países, como por ejemplo Francia.
Calviño, en declaraciones a RNE afirmó
que lo “ideal” sería que este impuesto se estableciera a nivel mundial
y, especialmente, en el ámbito europeo y así lo está impulsando España
tanto en el OCDE como en la UE, pero si no es posible, afirmó que “habrá
que establecerlo” en la economía española.
En este sentido, rechazó que el impuesto vaya a suponer pérdidas de
inversiones en el país, ya que, según dijo, en Francia no ha tenido un
resultado negativo. Así, indicó que ayer mismo el ministro francés de
Economía, Bruno Le Maire, se lo trasladó personalmente en la reunión que
mantuvieron en París: “no han visto un desplazamiento de empresas
causado por este impuesto”.
El impuesto francés que Calviño vería con buenos ojos trasladar a
España grava el 0,3% del valor de todas las compraventas de acciones de
empresas francesas cotizadas y cuya capitalización bursátil supera los
1.000 millones de euros.
Junto con el impuesto a las transacciones financieras, Calviño apuntó
que el Gobierno quiere explorar también cambios en la fiscalidad
medioambiental, aunque no concretó ninguna medida.
“Estamos explorando
distintas alternativas para avanzar hacia una sociedad más limpia, y
este Gobierno que tiene un marcado carácter medioambiental no puede
dejar de considerar esas opciones”, subrayó Calviño, tras afirmar que
aún no está decidido si estos cambios se introducirán en la ley de
Presupuestos o un texto normativo en paralelo.
No se subirán impuestos a las clases medias
Lo que sí quiso dejar claro la titular de Economía es que el Gobierno
tiene una “clara determinación” de no subir los impuestos a la clase
media y trabajadora, y afirmó acerca de si se subirá el IRPF a las
rentas anuales superiores a 140.000 euros, que aún no se ha tomado una
decisión porque son “distintas piezas del puzzle las que hay que poner
en su sitio”.
Por otro lado, Calviño se mostró “optimista” acerca de la aprobación
de los Presupuestos Generales del Estado de 2019, y aseguró que el
Gobierno está dispuesto a negociar y a dialogar “con todo el mundo” para
buscar los “mejores equilibrios.
“Sería una pena que toda esta ilusión
de cambio se frustre porque no haya un apoyo parlamentario”, lamentó.
En cuanto a la evolución económica, la ministra aseguró que “de
momento” el Gobierno mantiene su previsión de crecer este año un 2,7%,
en línea con los principales organismos internacionales, y apostó por
seguir reduciendo el déficit acometiendo reformas estructurales por el
lado de los ingresos y los gastos, y no solamente “surfeando o
cabalgando sobre la coyuntura económica” como hasta ahora.
Desaceleración del PIB
Calviño admitió que aunque el crecimiento sigue siendo positivo y
cercano al 3%, la economía española se está desacelerando desde el año
2015, al igual que la mayoría de economías del resto del mundo, si bien
aseguró que tiene una base “sólida” de crecimiento. También reprochó que
“no es aceptable” que con las mismas previsiones que hace tres meses se
estén lanzando ahora “mensajes alarmistas”.
No obstante, dijo que el Gobierno tiene que estar “vigilante” porque
la coyuntura exterior es “muy volátil” y hay elementos de incertidumbre
en el horizonte, como la subida de tipos en Estados Unidos, los cambios
en la política monetaria del BCE o las tentaciones proteccionistas.
“La tendencia no indica tasas de crecimiento superiores a futuro.
Estamos en una fase positiva del ciclo, pero en la que el crecimiento se
está moderando un poco porque se agotan algunos de los motores del
crecimiento (…). Todo apunta a una relativa ralentización del
crecimiento en todo el mundo y en Europa”, reiteró.
Por último, se refirió a la posibilidad de que algunas empresas
regresen a Cataluña después de trasladar su sede social fuera de la
comunidad, y se limitó a indicar que son decisiones empresariales que
hay que respetar y que lo realmente importante es que las empresas
tienen libertad para establecerse donde crean oportuno. “Cataluña
representa el 19% del PIB español, y yo lo que quiero es que le vaya
bien y todo lo que sea ayudar a la economía catalana, me parece muy
favorable”, afirmó.
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