Todavía falta un mes para las elecciones y ya estamos hartos de la
campaña electoral donde nadie dice nada diferente de lo que ya dijeron
en las elecciones del 20-D. Y donde la única novedad ha sido el pacto de
IU con Podemos y la aparición de Felisuco en la lista de Ciudadanos por
Cantabria.
Como ha reaparecido en el PP el inagotable José María Aznar para
meterle otra vez el dedo en el ojo a Rajoy (lo quiere dejar tuerto),
siguiendo lo que ha sido su bronca permanente con el que fue su pupilo y
sucesor hasta el punto de presumir Aznar que fue mejor gestor de la
economía que Rajoy.
Lo que no deja de ser un gesto infantil precisamente cuando Rajoy
dice a Juncker que hará recortes, De Guindos dice que no, Fernández Díaz
dice que sí y Montoro -que es el ojito derecho de Aznar- dice también
que no. Con lo que resulta imposible saber cuál es la actual posición
del PP sobre los ajustes para converger con el déficit fiscal de la UE.
Además ya estamos hartos de los realities políticos de ciertos
canales de televisión que están en la mente de todos por su pesadez y
servilismo a ciertos partidos que todos conocen. Y de las falsas
exclusivas sobre cuestiones de menor cuantía y de las secuelas
judiciales de los casos de corrupción, y de los papeles de Panamá o de
la Conchinchina y Japón, y de jueces, fiscales y abogados, y de
filtraciones policiales y exclusivas de medio pelo de internet y demás
zarandajas.
Lo importante es saber que en este país, como acaba de decir el INE,
el 28,6 % de los españoles vive o está en el umbral de la pobreza, y eso
sí que es una cuestión crucial. La que habrá que abordar -como el
peligro que merodea las pensiones- con un gobierno fuerte y estable de
interés nacional si después del 26-J los dirigentes políticos actúan con
responsabilidad.
Más de un mes falta todavía para la noche electoral y menos mal que
el fútbol amortigua la insufrible espera en pos de la final de la
Champions League de Milán donde esa vez parece que sonará sin pitidos el
himno nacional español. Algo es algo en medio del actual e insufrible
berenjenal de la política y de la campaña electoral donde nadie dice la
verdad.
Lo peor de todo esto es que todavía nos queda más de un mes de
campaña electoral y de aburrimiento político, lo que puede acabar
favoreciendo al partido de la abstención que no cesa de crecer y del que
se dice que ya supera el 32 % del total de votantes (5 puntos más del
20-D), lo que a muchos españoles les parecerá muy bien.
Sobre todo porque aún no hemos escuchado a ninguno de los líderes en
campaña decir que esta vez habrá gobierno y que él lo va a favorecer.
No, lo único que buscan todos ahora es que haya debates para lucirse un
poco como pavos reales a ver si con ello atraen a su partido a los
indecisos, abstencionistas y a los votantes del contrario, lo que no les
será fácil de conseguir porque, más o menos, el pescado está vendido y
no habrá más novedad que el resultado en votos de la suma de Podemos con
IU, si ese esperado trasvase se hace con normalidad.
(*) Pseudónimo de un veterano y prestigioso periodista cordobés
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