MADRID.- Tras ocho años de crisis y pese a la mejoría del mercado
inmobiliario, los cinco grandes bancos —Popular, BBVA, CaixaBank,
Sabadell y Santander—acumulan más de 100.000 millones en riesgo bruto
con el ladrillo. Las 12 entidades más relevantes suman 122.327 millones,
un 7% menos que hace un año, adelanta hoy www.elpais.com
El Popular es el que más acumula con
32.024 millones, por lo que su prioridad es reducir esta partida, como
para otros. Los expertos creen que esta situación demuestra que la
crisis financiera no ha terminado y recuerdan que estos activos lastran
la rentabilidad porque no aportan ingresos pero sí costes financieros.
Cuando empezó la crisis, en diciembre de 2007, la banca tenía prestados 457.000 millones entre el sector inmobiliario y el constructor. Ese era el tamaño del problema con el que se entró en la recesión. El cañonazo se llevó por delante al 70% de las cajas.
Luego llegó la Sareb, el banco malo, que se tragó 51.000 millones de
activos malos de Bankia, BMN, Catalunya Banc, Novagalicia, Banco de
Valencia y Liberbank.
Desde entonces, el sector ha provisionado por unos 282.000 millones
para paliar el daño del ladrillo en sus balances, pero no lo disuelto.
En diciembre de 2015, octavo año de crisis, aún quedan 213.000 millones
entre activos dudosos y adjudicados. De ellos, 84.000 millones corresponden a embargos, que han aumentado un 1% en 2015.
Pero lo peor de esta partida son los 32.000 millones procedentes de
inversiones en suelo, lo más difícil de vender, aunque se recupere el
ciclo inmobiliario.
Como apunta el catedrático de la Universidad de Valencia, Joaquín
Maudos, “con estos datos, la verdadera tasa de mora del negocio en
España es del 15,5%” frente al 10% de tasa oficial.
Si se baja al detalle, aparecen diferencias importantes entre unos
bancos y otros. Carmelo Tajadura, ex alto directivo bancario y experto
en análisis del sector, sostiene que la crisis no ha concluido y
considera que los activos del ladrillo “bajan con más lentitud en unas
entidades que en otras. Si a ello le unimos que el resultado de
explotación recurrente (sin operaciones financieras) en ocho de las 14
entidades supervisadas por el BCE está cerca del 0,50% sobre el total de
activos, nos lleva a una seria preocupación que explica la llamada del
Banco de España a las fusiones”.
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Desde entonces, el sector ha provisionado por unos 282.000 millones
para paliar el daño del ladrillo en sus balances, pero no lo disuelto.
En diciembre de 2015, octavo año de crisis, aún quedan 213.000 millones
entre activos dudosos y adjudicados. De ellos, 84.000 millones corresponden a embargos, que han aumentado un 1% en 2015.
Pero lo peor de esta partida son los 32.000 millones procedentes de
inversiones en suelo, lo más difícil de vender, aunque se recupere el
ciclo inmobiliariComo apunta el catedrático de la Universidad de Valencia, Joaquín
Maudos, “con estos datos, la verdadera tasa de mora del negocio en
España es del 15,5%” frente al 10% de tasa oficial.Si se baja al detalle, aparecen diferencias importantes entre unos
bancos y otros. Carmelo Tajadura, ex alto directivo bancario y experto
en análisis del sector, sostiene que la crisis no ha concluido y
considera que los activos del ladrillo “bajan con más lentitud en unas
entidades que en otras. Si a ello le unimos que el resultado de
explotación recurrente (sin operaciones financieras) en ocho de las 14
entidades supervisadas por el BCE está cerca del 0,50% sobre el total de
activos, nos lleva a una seria preocupación que explica la llamada del
Banco de España a las fusiones”.
El profesor de dirección financiera de IE Business School, Manuel
Romera, también admite que la diferencia es notable dentro del sector.
“El BBVA y el Santander han pasado esta crisis mejor gracias a su
negocio internacional. Para otros, la situación es peor, como se ve en
los gráficos. El Popular está afectado de forma importante y CaixaBank
todavía arrastra el hecho de haber tenido en su grupo a Colonial”.
Para Romera, la salida de esta situación pasa por las fusiones “sobre
todo porque es la única situación en la que todo el mundo, incluido los
sindicatos, aceptan realizar fuertes reducciones de empleo”. José Luis
Suárez, profesor del IESE, no cree que la acumulación de ladrillo
improductivo desencadene fusiones: “Habrá razones estratégicas que pesen
más, como la falta de rentabilidad y la proyección internacional, que
será un elemento clave”.
Antoni Garrido, catedrático de la Universidad de Barcelona, es
optimista y confía en que el problema irá mejorando “a medida que el
crédito crezca porque el problema será menor en términos relativos. Se
me hace difícil pensar que la situación vaya a empeorar. La mejora de la
situación económica, suponiendo que se mantenga, y los bajos tipos
deberían reducir el volumen de refinanciados que pasan a morosos. Otra
cosa distinta, e indiscutible, es que la herencia del pasado lastra la
cuenta de resultados en unos casos más que otros”.
Fuerte venta de activos
El Popular es el que más exposición tiene al sector inmobiliario,
32.024 millones, con una cobertura que está entre las más bajas. Ángel
Ron, presidente de la entidad, ha destacado que “para 2016 habrá una reducción significativa de los dudosos de 4.000 millones”.
Además, negocia con diferentes fondos inmobiliarios y fondos buitre
la creación de un vehículo donde colocar otros 4.000 millones en activos
vinculados al ladrillo. Sería una sociedad parecida a un banco malo,
fuera del balance del Popular.
Otra entidad que está acelerando ventas es CaixaBank. Gonzalo
Gortázar, consejero delegado, afirmó en abril: “Las ventas de
adjudicados ya las estamos haciendo con beneficios de un 3% de media, a
diferencia de lo que ocurría antes, obviamente después de haber hecho
provisiones muy importantes”.
De otras entidades, los expertos destacan que Bankia se ha
beneficiado porque mandó miles de activos malos a la Sareb, así como el
alto riesgo que acumula el BBVA debido, en parte, a la adquisición de
Catalunya Banc, aunque la mayor parte de ellos están provisionados. El
Sabadell y el Santander también tienen una gran exposición inmobiliaria
en España, pero su peso sobre el total de créditos no es tan alto y la
cobertura de la morosidad es importante. De una forma muy distinta se ve
a la nacionalizada BMN, con una alta morosidad y una baja cobertura,
una mezcla explosiva. La crisis no ha terminado.
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