Han tardado mucho tiempo, demasiado, en comprender que Pablo Iglesias
nunca ha querido pactar con el Partido Socialista un gobierno de
izquierdas sino dividir y destruir al PSOE para colocarse él como líder
de la izquierda y de la oposición siguiendo la misma táctica de Tsipras
con el PASOK.
Pero ahora, desaparecido Pedro Sánchez con su ambición ilusa y
ceguera proverbial, el portavoz de la Gestora socialista Mario Jiménez
ha dicho basta y ha acusado a Iglesias de dinamitar los puentes de la
izquierda con la que han calificado de ‘obscena’ la actitud de Podemos
entrometiéndose en la crisis del PSOE y azuzando la ruptura del grupo
parlamentario socialista, de cara a su posible abstención ante un
eventual segundo intento de investidura de Mariano Rajoy.
El debate interno del PSOE continúa mientras Javier Fernández,
presidente de la Gestora, intenta aunar criterios para evitar unas
terceras elecciones -que es lo que busca Podemos para reintentar el
sorpasso- que serían muy malas para los socialistas. Para ello Fernández
se esfuerza en dar la vuelta a las prioridades del PSOE diciendo que lo
más importante para ellos es evitar nuevos comicios porque está en
juego la ruptura -que en Cataluña parece imparable con el PSC- del
partido e incluso su supervivencia.
De ahí que la abstención que preconiza la Gestora no es un fin en sí
misma para ayudar a Rajoy, como dice Podemos, sino un medio para poder
evitar la debacle electoral socialista ganando un tiempo precioso que
les permita la celebración de su congreso y abrir un debate interno de
refundación y de posicionamiento en España, la UE y en el ámbito la
izquierda nacional.
En realidad, la impaciencia de Sánchez por llegar a la Moncloa era
similar a la de Iglesias por superar al PSOE tanto en esta legislatura
como en la anterior que siguió a las elecciones del 20-D, donde Podemos
votó contra el PSOE favoreciendo la permanencia de Rajoy.
Lo que no quita que Podemos, en el caso de abstención socialista, se
lance en tromba contra el PSOE diciendo que ahora solo ellos están al
frente de la oposición al PP. Lo que tendrán que demostrar a lo largo de
la legislatura que si dura al menos dos años -en caso de que Rajoy
logre aprobar unos nuevos Presupuestos para 2017- permitirá al PSOE su
refundación mientras que en Podemos se abrirán grietas importantes con
motivo del creciente desafío catalán.
De manera que la batalla de la izquierda entre PSOE y Podemos no hizo
nada más que comenzar, pero a partir de ahora todo anuncia que los
socialistas no se van a callar, sobre todo si en un tiempo no lejano
logran elegir un líder de prestigio con un claro programa progresista y
nacional.
(*) Periodista
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