No sabemos si Pedro Sánchez es consciente, a estas alturas del debate
nacional, del enorme daño que ha causado en el PSOE y en España con su
colección de fracasos electorales que ha pretendido ocultar acusando de
‘subalternos del PP’ a sus compañeros dirigentes que pedían su dimisión y
rechazaban las terceras y suicidas elecciones en las que el PSOE
tendría garantizada la derrota y correría un alto riesgo de perder el
liderazgo de la izquierda y la oposición en favor de Podemos.
La herencia que ha dejado Sánchez en el PSOE ‘desnortado y
destrozado’ como lo ha definido Pablo Iglesias -el gato que jugó con
Sánchez como si fuera un apetecible ratón- es tremenda y difícil de
reconducir si el PSOE no se toma un tiempo de reflexión camino de su
refundación, de ahí que no tenga más salida que facilitar con su
abstención el gobierno de Rajoy.
Y en esa ingente labor de reconstruir un PSOE dividido y desorientado
esta ahora el presidente asturiano y de la Gestora del PSOE Javier
Fernández. Un hombre tranquilo y respetado, con buena preparación
política y decidido a rectificar el rumbo caótico de Sánchez quien no
tenía otra meta que la de ser Presidente del Gobierno a cualquier precio
y sin los apoyos necesarios para ello porque ni Rivera ni Iglesias
confiaban en él.
Y no se acabarán en la investidura de Rajoy, con ruptura incluida en
el grupo socialista del Congreso, los problemas del PSOE porque el PSC
prepara su ruptura final con el PSOE de la mano de un Iceta
irresponsable que ya ha convertido este partido en ¡quinta fuerza
política de Cataluña! y que lo lleva por el sendero que conduce a la
insignificancia o la desaparición.
No en vano cada vez que el PSOE se acercó al nacionalismo
secesionista se hundió en las urnas catalanas -tras la deriva errática
de Maragall- en favor de Ciudadanos, y lo mismo le podría haber ocurrido
en toda España si Sánchez hubiera avanzado en busca de un acuerdo con
Podemos y ERC.
De manera que si Iceta rompe la relación del PSC con el PSOE les hará
un gran favor a los socialistas que podrán presentar sus siglas en
Cataluña y en toda España sin más confusionismo identitario en pos de un
proyecto nuevo y nacional.
Javier Fernández, el hombre tranquilo, no tiene garantizado que el
Comité Federal del PSOE apruebe la abstención de su partido en favor del
gobierno de Rajoy aunque el temor a las terceras elecciones y la furia
desatada de Iglesias contra el PSOE le van a ayudar en esa hercúlea
tarea que, de lograrla, tendrá consecuencias importantes para el Partido
Socialista y para España una vez que, por primera vez desde el inicio
de la transición, quedaría abierto un puente, por estrecho que sea,
entre el PSOE y el PP.
(*) Pseudónimo de un veterano y prestigioso periodista cordobés
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