BARCELONA.- Miles de personas han salido a la calle en Barcelona, convocadas en
solitario por la ANC, para pedir a los partidos secesionistas que dejen
de pelearse y formen un gobierno de manera urgente, para implementar ya
la República proclamada el pasado 27 de octubre. En este caso Ómnium no
quiso participar en la organización, lo que sirve como ejemplo de cómo
está de desconcertado el secesionismo de base, menos unido que nunca.
La protesta, que ha recorrido el centro de Barcelona, ha
servido para presionar a las fuerzas secesionistas para que se pongan de
acuerdo. Según, la Guardia Urbana, han participado unas 45.000
personas.
“Ya no somos, ni nos sentimos ciudadanos del Reino de España,
somos y nos sentimos de la República catalana”, afirmó el vicepresidente
de la ANC, Agustí Alcoberro. La movilización exigió a los partidos que
se “pongan las pilas” y “se la jueguen” por la independencia y acabó
abroncando a los tres grupos políticos secesionistas con representación
parlamentaria, que sumaron la mayoría absoluta el 21-D. “¿Qué coño está
pasando?, ¿qué no se nos está diciendo?”, se preguntó la Asamblea, sobre
la falta de un pacto casi tres meses después de las elecciones, tras
las rectificaciones ante el juez de los dirigentes secesionistas y las
continuas peleas internas entre las formaciones.
A la
protesta han acudido dirigentes de los tres partidos interpelados,
JxCat, ERC y la CUP, aunque quien más presión soportará en los próximos
días serán los anticapitalistas, pues son de momento quienes no avalan
el principio de acuerdo propuesto por sus socios y de ellos depende el
resultado de la votación en el pleno de investidura.
La ANC es próxima a
Junts per Catalunya y no ha disimulado esta posición, pues en los
discursos tras la manifestación hubo reproches directos hacia los
republicanos. "¿Un candidato efectivo?”, preguntó el miembro del
secretariado nacional de la ANC, Jordi Pairó sobre las dudas que ha
expresado Esquerra sobre la conveniencia de que Carles Puigdemont o
Jordi Sànchez fueran los candidatos a la presidencia. ¿Efectivo es uno
aprobado por el Estado español?", disparó Pairó.
La ANC,
principal actor movilizador del independentismo, quiso presentar la
manifestación de ayer como una Diada del 11-S en plenas negociaciones
para la investidura, pero el secesionismo civil, el que ha abarrotado
las plazas en los últimos años en Cataluña, ya no está en su mejor
momento de forma. Unas 45.000 personas es casi su peor registro en una
protesta, convocada con días de antelación.
El
independentismo está en caída libre. Así lo reflejó al menos el último
CEO de la Generalitat, de hace dos semanas, que concluyó que por primera
vez desde el inicio del proceso, la opción preferida por los catalanes
en el debate territorial es el autonomismo, por delante del Estado
independiente, un botón de muestra del nivel de desmovilización del
movimiento soberanista.
La ANC buscaba ayer un acto de fuerza, de
reafirmación independentista en pleno bloqueo institucional, y no pudo
lanzar un mensaje todo lo contundente que quería. Faltó unidad, porque
Ómnium se desmarcó de la convocatoria, aunque sus líderes sí acudieron a
la protesta. Pero sí fue significativo que el día que la ANC apretó a
los partidos para no dar pasos atrás en el camino hacia la República,
trascendió que Ómnium ha tenido encuentros con el PSC y los comunes,
pues apuesta por ensanchar la base.
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