BARCELONA.- La tensión con el Estado provocada por el procés independentista catalán se ha
cobrado una nueva víctima, el cónsul honorario de Finlandia, Albert Ginjaume. El cónsul será destituido el 28 de febrero, según ha podido saber El Nacional,
a raíz de las presiones del Ministerio de Exteriores sobre de la
diplomacia finlandesa después de que Ginjaume, que es también secretario
general del cuerpo consular catalán, invitó a la presidenta de la
Diputación de Barcelona y alcaldesa de Sant Cugat, Mercè Conesa, a una comida con los cónsules acreditados en Barcelona.
La comida, que se celebró el pasado 1 de febrero en el hotel World
Trade Center, forma parte de los encuentros mensuales que organiza el
cuerpo consular catalán con personalidades del país.
El Ministerio de Alfonso Dastis ya presionó antes de que se celebrara
el encuentro. Pero las quejas continuaron después de la comida hasta
conseguir que la embajada aceptara destituir al cónsul. Desde el Ministerio se reprochaba que Ginjaume había invitado a la alcaldesa de
una ciudad que figura entre los municipios independentistas. La presión
llegó hasta el punto que la embajada, que encabeza Tiina
Jortikka-Laitinen, tuvo que optar por la destitución para evitar abrir
un conflicto con España.
La invitación de Conesa a comer era en razón de su responsabilidad
en la Diputación de Barcelona, un órgano vinculado a la organización
territorial del Estado, y por sus responsabilidades en organizaciones
municipalistas de ámbito internacional, y estas fueron las cuestiones
que centraron la reunión.
Sólo la última pregunta de uno de los
asistentes, según ha podido saber El Nacional, puso sobre la mesa la situación política en Catalunya sobre la cual Conesa explicó su opinión personal.
Ginjaume es cónsul general honorario de Finlandia en Catalunya desde
hace más de seis años. En el 2013 fue distinguido con la Comanda de la
Orden del León de Finlandia, que es la más alta condecoración que el
Gobierno finlandés concede a una persona extranjera y se otorga a
personas vinculadas de manera relevante a la promoción y desarrollo del
país.
No es esta la primera baja provocada por el procés entre el cuerpo
consular catalán. En octubre del 2016 fue el cónsul de Letonia, Xavier
Vinyals, quien fue destituido. En el caso de Vinyals,
la razón que se argumentó fue sus abiertas simpatías con la causa
independentista. De hecho, el Gobierno español le retiró la acreditación
consular acusándolo de haber colgado una estelada en la fachada del
consulado el 11 de septiembre.
A principios de enero se conoció la decisión de destituir al cónsul de Filipinas,
Jordi Puig, por haber participado en la manifestación del 3 de octubre,
no en favor de la independencia sino en protesta per la violencia
policial en el referéndum de l'1-O.
En el caso del cónsul honorario de Finlandia se ha ido aún más allá y
se le ha querido expulsar por haber invitado a la presidenta de la
Diputación a un encuentro con el cuerpo consular.
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