La posible división del grupo parlamentario del PSOE en la votación
de investidura de Rajoy puede ser más grave y tener peores consecuencias
para los socialistas que la propia abstención para favorecer el
gobierno de Rajoy y evitar terceras elecciones como lo defiende la
gestora que preside Javier Fernández.
Posición que apoyan los primeros dirigentes regionales del partido
liderados por la andaluza Susana Díaz y una clara mayoría de senadores y
diputados socialistas, como parece que también la mayoría del comité
federal que debe tomar la decisión final el próximo domingo día 23.
Una posición pro abstención que tiene como objetivo evitar las
terceras elecciones y el posible hundimiento electoral del PSOE como
consecuencia de los graves desgarros internos sufridos por el partido en
últimas semanas.
Los que alcanzaron su peor momento en el bronco comité federal del
día 1 de octubre donde se forzó la dimisión de Pedro Sánchez, una vez
que perdió el control de la mayoría de su Ejecutiva y del comité
federal, amén de un sin fin -hasta siete- de importantes citas
electorales y su investidura.
La firmeza de la gestora de Fernández exigiendo a sus diputados
lealtad a la decisión que adopte el comité federal del domingo pretende
evitar el pésimo espectáculo de un partido roto.
Y la vergonzante solución, defendida por algunos, de que sean solo 11
diputados los que se abstengan o se ausenten el día de la votación de
la investidura -el sábado 29- puede ser peor porque semejante atajo
ofrecería la imagen de un PSOE en desbandada y de una gestora sin
autoridad.
No en vano si finalmente se impone la abstención como parece el coste
político de esa decisión, con la que se evitan terceras elecciones, se
vería duplicado si además se produce la ruptura del grupo parlamentario
de los socialistas en el Congreso de los Diputados.
Lo que de ocurrir abriría en el PSOE una sima en la antesala del
congreso de su partido que, en ese caso, sería aplazado ‘sine die’ hasta
que las revueltas aguas del PSOE ofrezcan una imagen y un tiempo de
sosiego imprescindible para el gran debate político e ideológico que les
espera.
Desde luego está claro que un porcentaje de diputados, ahí incluidos
los siete del PSC, votarán en contra de Rajoy pero falta por ver cuántos
de los 85 parlamentarios apoyan la abstención que propondrá el comité
federal y si entre ellos figura Pedro Sánchez quien en su despedida
había prometido su lealtad.
(*) Periodista
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