MADRID.- En vísperas de la celebración de la Diada, marcada en esta ocasión por la proximidad del juicio a los líderes del 'procés' y la posibilidad de que sean sentenciados a penas muy duras, el presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial, Carlos Lesmes, ha lanzado este aviso: “Cuando la Constitución resulta golpeada debemos defenderla".
El presidente del Supremo ha considerado que “la desobediencia a la
Constitución es la máxima expresión de arbitrariedad” y que quienes
dicen que ningún juez puede decidir “en contra de la voluntad popular”
demuestran una “absoluta ignorancia” del significado del Estado de
Derecho.
Tras recordar que la Carta Magna es “permeable” a las
transformaciones políticas y sociales, el presidente del TS ha dicho que
“no puede ser concebida como políticamente neutra” y menos aun ante los
riesgos que suponen “los movimientos populistas y los planteamientos
identitarios excluyentes”.
Lesmes, además, ha cargado contra las decisiones judiciales de
Bélgica y Alemania relacionadas con la causa contra el procés, que a su
juicio han generado una “grave incertidumbre” por interpretar “de forma
unilateral” mecanismos jurídicos autónomos como las euroórdenes.
A su juicio, estos jueces europeos han interpretado “de forma
unilateral” conceptos jurídicos autónomos del denominado espacio europeo
de libertad, seguridad y justicia que deberían ser reflejo de una
“comunidad de valores” y que han generado una “grave incertidumbre” en
la causa judicial contra el procés.
También ha subrayado que hay quienes intentan “erosionar la legitimidad
del poder judicial mediante acciones que exceden con mucho la libertad
de expresión o el derecho de defensa”.
“Frente a la posverdad, que persigue la impunidad bajo el cobijo
aparente de la voluntad popular, los ciudadanos han de percatarse de que
la respuesta del poder judicial se encamina a evitar el daño que supone
desarbolar ni más ni menos que todo un pacto de convivencia
intergeneracional”, ha destacado el presidente del CGPJ.
En este
sentido, ha subrayado la “falacia” que supone contraponer la ley y la
democracia, especialmente cuando eso desemboca en identificar la ley con
la voluntad del gobernante, un caso que dejaría a los ciudadanos
indefensos ante las arbitrariedades del poder.
“Si la Constitución es la
expresión democrática del poder político, resulta una contradicción
insuperable que ese poder, en alguna de sus formas, pretenda subvertir
la norma que legitima su ejercicio”, ha añadido el presidente del CGPJ.
Es por ello que ha advertido de que si bien en ocasiones “la violencia o
la astucia ha permitido desbordar un determinado modelo orgánico de
democracia constitucional sin seguir los procedimientos establecidos”,
estos “procesos de subversión dividen profundamente a la sociedad,
alteran gravemente la convivencia y pueden producir efectos devastadores
sobre la paz interna de un Estado”, según la crónica de www.republica.com.
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