jueves, 24 de mayo de 2018

El ex ministro Zaplana entra en la misma cárcel donde cumple condena su ex conseller Blasco


VALENCIA.- Eduardo Zaplana pasará hoy la primera noche de su vida en prisión. Alrededor de las 20:50 horas, entraba en la cárcel valenciana de Picassent en un furgón de la Guardia Civil. La juez ha tomado esta decisión después que el fiscal pidiera su ingreso por la gravedad de los delitos de los que se le acusa. 

Además, existen poderosas sospechas del patrimonio oculto que aún hoy puede mantener el exministro de Trabajo, camuflado en diferentes sociedades de España y del extranjero. Esta ingente cantidad de recursos económicos podría facilitar una hipotética huida del expresidente de la Generalitat Valenciana para eludir la acción de la Justicia.
El exdirigente del Partido Popular pasará su primera noche en el módulo de ingresos hasta que le asignen una celda en las áreas de preventivos, aquellos internos que todavía no tienen una sentencia firme. 
Dado el perfil de Eduardo Zaplana, se integrará en otros módulos con presos de similares características. Sólo su enfermedad podría variar los trámites habituales. Si se considera que requiere de una asistencia especial, padece leucemia desde hace tres años, ingresaría en la Enfermería.
Allí estaría bajo vigilancia médica para evitar que su estado de salud empeorara. También se establecería un plan médico si fuera necesario para sus tratamientos en el exterior del centro penitenciario.
Tampoco se descarta su inclusión en el programa de prevención de suicidio de la cárcel. Resulta frecuente que internos de estas características -perfectamente socializados y que nunca han estado en la cárcel- sean sometidos a una vigilancia especial por parte de algún preso de confianza.
Se dan casos de importantes desfallecimientos psicológicos al verse privados de libertad por primera vez. 
Se da la circunstancia de que en la cárcel de Picassent cumple condena, por sentencia firme, su ex conseller Rafael Blasco.

El estrés puede tener efectos negativos sobre su leucemia

«Algunos estudios recientes relacionan el estrés crónico con liberación de citocinas inflamatorias y eso, a su vez, puede tener una relación negativa en la evolución de un cáncer o en el impacto de una determinada medicación. Además, el estrés contribuye a deteriorar el sistema inmune, por lo que es otra vía para que pueda ser negativo para cualquier tipo de cáncer».

El jefe del servicio de Hematología del Hospital Clínico de Valencia, Carlos Solano, explicó a Las Provincias la relación que podría tener una situación de ansiedad o tensión sobre los enfermos de leucemia, aunque subrayó que no existen estudios que demuestren o tipifiquen esta relación, por lo que «es más una sospecha que una confirmación».

En esta línea, el también director del grupo de investigación de trasplante de médula ósea del Incliva apuntó también que la leucemia hace que falle el sistema inmunitario del enfermo y que, incluso, los propios tratamientos que se aplican tienen de forma temporal efectos negativos sobre el sistema inmune, provocando que los pacientes presenten un mayor riesgo de infección y que ésta progrese y llegue, incluso, a ser mortal.

Ante esta situación, la recomendación más habitual suele ser que cuenten con una buena higiene personal, que reduzcan el contacto con personas que presenten problemas infecciosos y que, al menor síntoma, acudan a un hospital.

En algunos casos, añadió, se pueden aplicar tratamientos profilácticos para prevenir infecciones y, cuando el enfermo vuelve a tener el sistema inmune en buenas condiciones, se suele recomendar también que se vacune de nuevo. En relación a ello, el expresidente Zaplana adopta también otras medidas preventivas, como evitar salir de casa en invierno porque cualquier enfriamiento empeora su estado de salud.

Por último, Solano comentó también que, aunque existen varios tipos de leucemia, se dividen en dos grandes grupos: las agudas, que presentan cuadros más agresivos que requieren ingreso hospitalario (un mes o incluso más) con tratamientos intravenosos intensivos y una atención médica estrecha; y las crónicas, que evolucionan más lentamente y que, en ocasiones, no requieren tratamiento, al menos inicialmente.

En estos casos, se suele hacer un seguimiento cada tres meses con el correspondiente control médico (pruebas, exploraciones, análisis, etc.). En caso de que lo requieran, con frecuencia son tratamientos periódicos de quimioterapia (cada tres o cuatro semanas) o ciertos fármacos que se administran de forma oral y contínua.

En el caso de personas privadas de libertad con leucemia que requieran tratamiento son trasladadas a centros hospitalarios para que reciban los que, en cada caso, necesiten, de forma hospitalizada o en régimen ambulatorio.

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