jueves, 4 de abril de 2019

Muere en Madrid el cantautor argentino Alberto Cortez, a los 79 años, de una insuficiencia cardíaca


MADRID/BUENOS AIRES.- El cantautor argentino residente en España, Alberto Cortez,  de hondos sentimientos, preocupado por cuestiones sociales pero fundamentalmente, el poeta de las cosas sencillas, ha fallecido este jueves a los 79 años de edad, según han confirmado fuentes de la Sociedad General de Autores de España (SGAE). Cortez, que nació en la provincia argentina de La Pampa en 1940, es autor, entre otras composiciones, de temas como ‘En un rincón del alma’, ‘Cuando un amigo se va’, ‘Callejero’, ‘Mi árbol y yo’, ‘A partir de mañana’, ‘Te llegará una rosa’ o ‘Castillos en el aire’.

Cortez ha fallecido a las 15.00 en Madrid, donde residía en la exclusiva urbanización Montepríncipe, debido a una insuficiencia cardiaca debido a las complicaciones de unas úlceras gástricas, según han confirmado fuentes de su entorno.
Al final, murió tras permanecer internado dos semanas. Sufrió una hemorragia gástrica y el cuadro empeoró ayer miércoles por la noche cuando había sido trasladado a planta normal para su recuperación.
El estado de salud de Alberto Cortez se vio mermado por una obstrucción en una arteria en 1996 y debido a las secuelas de un derrame cerebral no pudo volver a tocar la guitarra. En los últimos años, aunque espaciadas sus actuaciones fundamentalmente por su salud, estas siguieron.
Cortez fue ingresado de urgencia el pasado 27 de marzo en el Hospital Puerta del Sur, en la localidad madrileña de Móstoles, cerca de su domicilio y se vio obligado a cancelar varios conciertos en Latinoamérica, según informaron los productores de los espectáculos.
Desde su ingreso hospitalario, el cantante, que residía en España desde 1964, ha estado acompañado en el hospital por su esposa, la belga Renata Govaerts, con quien llevaba casado 55 años.
La capilla ardiente del músico será instalada en la sede de la SGAE, en la madrileña calle de Fernando VI, mañana viernes entre las 17.00 y las 21.00.
Una sobrina del cantautor argentino Alberto Cortez, aseguró esta tarde en Buenos Aires que la familia seguirá "los deseos" del artista, por lo que su cuerpo será incinerado y que en unos días se oficiará una misa en su pueblo natal, Rancul.
"Seguiremos los deseos de mi tío. El pedido de él era que lo cremaran. Posiblemente con el tiempo lo traigamos aquí a Rancul", aseguró Jimena, sobrina del cantante cuyo nombre real era José Alberto García Gallo.
Además la familia confirmó que en los próximos días se oficiará una misa en su memoria en Rancul, el pueblo de 3.000 habitantes donde Cortez nació hace 79 años y que hoy tiene su bandera a media asta como señal de duelo.
Los familiares prefirieron no hacer comentarios y se remitieron a las "canciones" de Cortez como el "homenaje" que desean hacerle.
El dolor por la pérdida es compartido por la familia y los habitantes del pueblo, que vivieron hoy la noticia como "un golpe terrible".
"Ha sido un golpe terrible para todos aquellos que lo admiramos, y lo vamos a admirar de por vida a Alberto", aseguró Walter David García, vecino de Rancul y amigo de la familia del artista, quien recuerda con orgullo y satisfacción que tuvo "la posibilidad de verlo, de estar con él varias veces, de compartir".
Uno de los recuerdos que guarda con mayor aprecio data de 2008, cuando Cortez "brindó su música y su espectáculo" para homenajear el centenario del pueblo, en una noche que fue "inolvidable para todos".
De su forma de ser, García destacó lo "fuerte" de su personalidad y la "tranquilidad" de su caminar.
"Era una excelente persona, con una personalidad muy fuerte, una voz insuperable y una persona de un andar tranquilo. Los recuerdos realmente son imborrables", concluyó.
Alberto Cortez ha sido conocido por abordar en sus canciones las cosas simples de la vida. Fue gran amigo del cantautor Facundo Cabral, con quien se presentaba en cantando temas como No soy de aquí ni soy de allá y Cuando un amigo se va. También compartió escenarios con María Dolores Pradera.
Cortez es autor y cantante de grandes éxitos de la música latinoamericana como En un rincón del alma, Callejero, Mi árbol y yo, A partir de mañana, Te llegará una rosa, Castillos en el aire, o El abuelo, entre otros. 
Deja algunas de las canciones más icónicas de la música latinoamericana, muchas de ellas versionadas por otros artistas y en las que el amor y el elogio a la amistad son temas recurrentes. Hasta doscientas treinta y dos canciones recoge su catálogo.

Nació en Rancul, La Pampa, en 1940, y publicó su primer disco en 1961, grabado en Amberes. Poseía cuatro Discos de Oro y cuatro Heraldos de Oro y la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes.
Cantaba desde que, con seis años, su madre le llevara al conservatorio de su localidad natal. Tenía doce años cuando empezó a escribir canciones. Una de las primeras, recordaba, fue «Un cigarrillo, la lluvia y tú».
Su vida le llevó a Buenos Aires en 1958 para estudiar en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, aunque allí continuó cantando con su guitarra en locales nocturnos y fue contratado por la banda de jazz "San Francisco", trabajo que alternó con otras actuaciones con la orquesta de Armando Pontier.
Viajó a Bélgica con 20 años en una gira con la "Argentine International ballet and show", y aunque no tuvo éxito, Cortez fue invitado por un productor a grabar un disco en solitario, "Mr. Sucu Sucu".
En 1965, un año después de instalarse en España, participó en el Festival de Palma de Mallorca con la canción "Me lo dijo Pérez", que más adelante fue interpretada y promocionada por cantantes como Karina, Mochi o Los Tres Sudamericanos.
El Teatro de la Zarzuela de Madrid significó un cambio en su carrera ya que en 1967 ofreció un recital de canciones de Yupanqui, Dávalos y algunos poemas de Pablo Neruda musicalizados.
En los ochenta, consolidada su carrera musical, realizó diversas giras por Chile, Perú, Colombia, Venezuela, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, México y EEUU. En Nueva York tuvo la oportunidad de cantar en el célebre Carnegie Hall.
En 1992 celebró sus 25 años como cantante con concierto en el Teatro Colón de Buenos Aires y dos años después presentó un espectáculo con su amigo Facundo Cabral llamado Lo Cortez no quita lo Cabral, una puesta en escena que recorrió México, España y Argentina.
El estado de salud de Alberto Cortez se vio mermado por una obstrucción en una arteria en 1996 y debido a las secuelas no pudo volver a tocar la guitarra.
Pero en 1998 lanzó un disco de recopilación de sus 70 mejores canciones, Cortez al desnudo donde están algunos de sus títulos más conocidos como "Las palmeras", "El vagabundo", "Renato", "Prima donna", "Mi amigo Manuel".
Sus canciones "Cuando un amigo se va", "Alfonsina y el mar" y "Gracias a la vida", fueron consideradas en Chile como las tres mejores canciones en castellano del siglo XX.
Con "En un rincón del alma", Cortez celebró en 2001 sus cuarenta años en España y en 2004 editó "Alberto Cortez Sinfónico", grabado en directo con la Orquesta Sinfónica de Houston.
En 2005 lanzó un nuevo trabajo discográfico titulado Identidad, con el que realizó una gira por España. Ese mismo año realizó un histórico concierto en el estadio Luna Park de la ciudad de Buenos Aires.
En 2011, publica Tener en cuenta y a principios de marzo de 2012 regresa a los escenarios españoles con el espectáculo "Alberto Cortez en estado puro", con el cual también viaja a Estados Unidos. Después de retirarse de los escenarios durante tres años, vuelve al Teatro Nuevo Apolo de Madrid en abril del 2016 con un recital que forma parte de una gira a la que había titulado "El retorno".
Nominado al Grammy Latino 2011 por Tener en cuenta, el artista se consideraba más poeta o letrista que músico y escribió varios libros de poemas recopilando aquellos temas que no llegaron a ser canciones: "Equipaje", "Soy un ser humano" y "Almacén de almas".
Además, durante su trayectoria ha colaborado con artistas como María Dolores Pradera, con quien grabó a dúo la canción "En un rincón del alma", o Serrat, para quien puso música para sendos poemas de Miguel Hernández o Antonio Machado.
 «Cantar, qué cosa tan sencilla, ¿verdad? -escribió Cortez en una ocasión- Cualquiera puede hacerlo, en cualquier momento y en cualquier lugar. Es verdad, cualquiera puede cantar, pero no cualquiera puede cantar bien».
"Canto porque no tengo otro remedio", declararía hace solo cinco años sobre su resistencia a la jubilación. "Me río una y otra vez porque son tantas las veces que me han matado que, ya ven, lo han hecho tan mal que aquí sigo muy vivo, y sin retirarme", ironizaba el músico, quien en su última etapa también reprochaba a la industria discográfica que se desentendiera de "los viejos carrozas".
Alguien tuvo la idea de convertirle en el nuevo «latin lover» de Hollywood. «El precio que le exigen tiene que ver con la moral y rechaza la oferta», se asegura en la biografía de su página web.
Volvió a Argentina en 1970 tras diez años de ausencia, pero el fracaso le hizo prometerse que no volvería a cantar allí. No cumplió la promesa, naturalmente, y desde 1978 volvería a su país natal en varias ocasiones para cantar en escenarios como el Luna Park o el Teatro Colón (que se abrió con él a la música popular). 
«Amo Madrid como si hubiese nacido en su seno -escribió-. Tanto como si por arte de magia fuera yo un sobreviviente, héroe del dos de mayo, es decir, gato gato, o fuera yo el Pichi o el Felipe de mi vida».


"Que la muerte me llegue afinando la guitarra"

"Las compañías prescinden de los no vendedores de discos. Y en España, generalmente, la prensa no me tiene en cuenta", decía en 2011, con una carcajada, al diario bonarense Clarín.
"Soy de alguna forma, pionero en la cantautoría. Y no lo digo para colgarme medallas. Llegué a ese país, me metí en la música francesa, en el momento en que en España la mentalidad era de una mediocridad absoluta".
Se oponía a la "intrascendencia" de gran parte de la música actual y convirtió en una máxima de su carrera que esta disciplina era un vehículo para "acercar la poesía al pueblo..., de donde nunca debió salir", añadía.
"No es que yo sea maravilloso, pero al menos quisiera que me tuvieran en cuenta cuando se recuerdan las raíces", lanzaba a modo de queja ante Clarín. "Las compañías discográficas empezaron a hacerme a un lado".
Cortez opinaba así en Clarín. "Es desolador el panorama. Pero es así. Ahora van por los chicos guapos. Las discográficas se preocupan sólo por la cosa física".
Siempre rendía pleitesía a Renata, la mujer belga que lo acompañaba a toda hora. "Estamos muy enamorados. Y yo estoy muy bien luego de la operación de carótida de 1996 que casi me lleva al otro lado.. Eso sí, perdí la sensibilidad de la mano izquierda".
Sobre la muerte, Alberto Cortez decía: "El día que venga la señora de blanco, me gustaría que llegara como llegó a Yupanqui: afinando la guitarra para un recital".
Y remataba: "Ya no me pongo metas. Sólo amar y amar a mi mujer, con quien llevamos 55 años de casados".
 




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